martes, 25 de julio de 2017

“La sociedad explicada”, 2014. Nathan Rousseau

  El sociólogo Nathan Rousseau nos da una introducción actualizada a los conceptos básicos de la que es la más característica de las ciencias sociales, la que ya desde mediados del siglo XIX se llama precisamente “sociología” (invención de Auguste Comte); la visión del individuo en función de sus relaciones sociales.

Weber acuñó el término “acción social” para explicar cómo la gente ajusta sus comportamientos los unos a los otros. Por ejemplo, por la mañana, cuando usted se prepara para comenzar el día, es muy probable que tome en consideración lo que implica su horario y lo que usted va a ver (…) Orientamos nuestro comportamiento individual de forma diferente a fin de cubrir nuestras expectativas sociales

  Podemos tener muchas concepciones diferentes acerca del ser humano y su destino, y toda concepción incluirá las relaciones entre individuos, parte esencial de la personalidad humana, pero, dentro de las relaciones entre individuos, lo que la sociología contempla sobre todo es una serie de mecanismos específicos que señalan la interdependencia entre el individuo y el grupo en el que se inserta.

El asunto que ocupa la sociología [es la] interdependencia, o más específicamente, las relaciones entre individuos e instituciones

  ¿Qué son las instituciones?

El comportamiento social organizado que se repite una y otra vez en su momento da lugar a las instituciones sociales, que representan los pilares de la sociedad. Las instituciones crean la estructura social mediante la cual los individuos viven sus vidas (…) Una vez establecido como una institución social, un patrón social de actuar, sentir y pensar llega a percibirse como socialmente obligatorio. La gente tiende a experimentar las instituciones como inalterables fuerzas de influencia, si bien intangibles.

Las instituciones sociales incluyen economía, sistema político, educación, religión y [la organización] militar
  
Las instituciones sociales son perpetuadas por su organización en sociedad o más específicamente, por los roles que los individuos juegan dentro de esta organización

La presencia o ausencia de instituciones particulares, tanto como el dominio de una institución sobre otra, afecta la estructura o forma tanto como la cultura o personalidad de una sociedad

Las interacciones sociales repetidas a lo largo del tiempo crean redes de intercambio que contribuyen al ascenso y mantenimiento (tanto como al declive) de las instituciones. Cómo los individuos interpretan sus roles mientras interactúan en las redes determina el estado de una institución. Las diversas redes que dan vida a las instituciones forman la sociedad

  Está claro que vivimos dentro de las instituciones y que cumplimos roles en función de éstas. ¿Es esto algo deseable o un mal inevitable? Un inconveniente del enfoque sociológico es que semejantes preguntas no nos las vamos a encontrar en un libro como el de Nathan Rousseau

En este libro, abro el debate acerca de la sociedad a fin de educar a los lectores acerca de la utilidad de la sociología

  La sociología estudia la situación actual y, a diferencia de la filosofía o la ética (o incluso la antropología), no se plantea el sentido de los cambios ni lo que podemos hacer para mejorar la vida humana. Limitémonos entonces a observar que el cazador-recolector originario, el hombre en estado de naturaleza, no contaba con instituciones (fuera, quizá, de la familia), solo con costumbres, con cultura.

La cultura constituye un cuerpo de definiciones, premisas, principios, postulados, presunciones, proposiciones y percepciones sobre la naturaleza del universo y el lugar del hombre y la mujer en él. Donde las normas dicen al actor cómo interpretar la escena, la cultura dice al actor cómo se organiza la escena y qué quiere decir todo

  En la cultura de las civilizaciones más complejas, donde aparecen las instituciones, la vida humana crea roles cada vez más sofisticados y estructuras casi inaprensibles de poder y coacción.

La burocracia es el medio de transformar la acción social en acción racionalmente organizada

  Y ese es nuestro punto de partida: una sociedad compleja, con organizaciones de poder político burocratizadas, donde los individuos no solo tienen que cumplir roles institucionales por el bien común, sino que además

los sentimientos que son internalizados via socialización son típicamente transformados por las personas en metas individuales. Las expectativas que nos forman durante la infancia se convierten en los valores y metas que buscamos vivir en la adultez

  Así que no solo vivimos en las instituciones, sino que éstas nos forman como personas. Eso igual no nos parece muy bueno. Siempre ha existido la sospecha de que el individuo puede liberarse de esta tutela, que el individuo puede racionalizar su propia naturaleza y sus propias necesidades íntimas. Para que este deseo quedase alguna vez satisfecho no solo habría que enfrentarse al obstáculo de las instituciones, también habría que contar –para bien o para mal- con otros mecanismos cognitivos, como la ideología o la religión.

Una ideología se puede decir que es un conjunto de ideas interrelacionadas que pretenden tanto explicar cómo funciona el mundo social y político, como prescribir cómo este mundo debe ser operado (…) Una ideología incluye tres elementos: un conjunto sistemático más o menos complejo de principios normativos con respecto a valores sociales y políticos; principios descriptivos y analíticos que buscan elaborar estos valores políticos y proporcionar una guía para explicar y evaluar los sucesos políticos; y prescripciones que describen unas condiciones políticas, económicas y sociales deseables. El propósito de una ideología puede ser proporcionar una guía para la acción, para persuadir a otros, para dar legitimación a un conjunto de estructuras sociales, para engendrar aceptación pasiva de un conjunto de acuerdos socio-políticos o una mezcla de estos fines

La gente valora la religión porque se refiere a preocupaciones clave y porque instruye a la gente acerca de cómo vivir. La religión capacita a la gente a sentir que sus vidas tienen dirección y propósito (incluso si son incapaces de expresarse o verlo con claridad), y esto crea un sentido de seguridad y poder (particularmente durante tiempos difíciles o confusos)

  Ideología y religión (a diferencia de la ideología, la religión supuestamente no habría de tener contenido político), más la socialización institucional (internalización de roles), se amontonan en nuestras mentes para permitirnos habitar nuestra cultura del momento

Durante la socialización secundaria un niño puede ser expuesto a diferentes visiones de los roles de género, patriotismo y Dios. (…) La socialización primaria y secundaria instigan en cada generación las historias que preservan las familias, culturas y civilizaciones (…)  Tales historias o narrativas constituyen el esquema conceptual de la sociedad (…) La argumentación es el proceso de usar líneas de historias para sacar sentido de los sucesos que ocurren en nuestras vidas (…) La argumentación proporciona una trayectoria, enlazando el pasado, presente y futuro en una narrativa consistente

  La primera socialización es la de los bebés, cuando comienzan a interactuar con otros semejantes creando las primeras relaciones mutuas, pero es la socialización secundaria la que propiamente nos inserta como actores personalmente comprometidos en una sociedad dada con su cultura e instituciones en particular, ya caracterizada con sus costumbres, ideologías y religiones.

  Naturalmente, nos interesa el cambio social para mejorar y, como ya hemos visto, el libro del profesor Rousseau no contiene mucho acerca del cambio social, en buena parte porque la sociología suele estudiar las relaciones sociales tal como se dan en un momento dado, pero sí se nos proporcionan algunas claves

  Para empezar, lo que es una subcultura

Una subcultura puede ser descrita como un grupo o núcleo de personas que comparten una identidad común debida a experiencias reconocidas como únicas para ese grupo.

  Las subculturas (una minoría étnica, un gremio profesional, una clase social, el hampa, un monasterio…) son esenciales para el cambio social: una experiencia única en un grupo da lugar a nuevas pautas que gradualmente podrían expandirse a la cultura mayoritaria.

  Por otra parte, la “ignorancia pluralista” es un concepto importante a la hora de señalar las resistencias al cambio social

Incluso cuando la gente ya ha repudiado previamente una norma pública que antes sostenían, pueden continuar actuando en público como siempre lo han hecho. La ignorancia pluralista sirve como un freno al cambio social (…)Los individuos pueden suponer que son únicos [en su visión de las cosas] y que solo ellos lo perciben así

  Un ejemplo de “ignorancia pluralista” es el creciente escepticismo en materia religiosa. Aunque a finales del siglo XVIII había en Francia un gran escepticismo sobre las verdades de la religión cristiana, miles y miles de personas disimulaban esta actitud por no entrar en conflicto con quienes suponían que eran una mayoría de creyentes sinceros.  Precavidos o hipócritas, estos escépticos “discretos” repudiaban a los ilustrados más audaces… hasta que se produce la revolución, que más que cambiar el pensamiento de las personas, les permite a muchos darse cuenta de que no estaban solos en su actitud escéptica y rupturista.

  Se nos señala asimismo cómo pueden introducirse valores de un ámbito a otro. Por ejemplo, en el caso del trabajo…

Los valores del trabajo se expanden espontáneamente en la familia más que los valores de la familia pasando al trabajo

  Pero también puede tratarse de los valores de la religión o de la ciencia. Y esto enlaza con las religiones, el transmisor más poderoso de ideologías y estilo de vida…

La gente usa los esquemas religiosos como filtros cognitivos para interpretar e internalizar información discordante de una forma tolerable (…) La gente se rodea de amigos y grupos de parecer semejantes a fin de crear un sistema de filtrado mutuo

   Aunque la sociología se dedique a examinar la realidad de la interactuación ciudadana actual, sobre todo a través de las instituciones, el examen de los mecanismos sociales también nos proporciona claves para un cambio futuro. La alteración de las ideologías, sobre todo las de más impacto, que son las religiosas, pueden dar lugar a cambios de fondo en la actitud individual a la hora de asumir los roles sociales, cambios transmisibles que pueden incluso dar lugar a subculturas efectivas que luego se enfrentarían a las inevitables resistencias de la sociedad convencional. Las sociedades cambian, pero no cambian tanto las estructuras de cambio social. Y si contemplamos, por ejemplo, la “religión”, como concepto de transmisión de valores, puede resultar que su función estructural dentro de la sociedad aún resultaría útil en el futuro, con independencia de que hayan caducado ya las tradiciones acerca del mundo de lo sobrenatural.

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