domingo, 5 de enero de 2025

“Entrenamiento de habilidades comunicativas”, 2015. Ian Tuhovsky

   Ian Tuhovsky es un coach, seguidor de la estrategia psicológica PNL, desprestigiada por los psicólogos ortodoxos. Un coach prepara a los ejecutivos para triunfar en la vida competitiva de la gran empresa capitalista. Así, entre otras cosas, prepara a la gente para dar una imagen falsa de sí mismos y de esa forma manipular a sus oponentes. Tuholvsky no es una excepción en esto, pero de su libro, de fácil lectura, pueden extraerse indicaciones útiles y terminologías orientativas porque se centra en criterios prácticos de estrategia conductual, de forma en ocasiones no muy diferente a como puede hacerse en un manual de urbanidad.

En lugar de soltar un «¡Sé bueno!» carente de significado, dile a tu hijo exactamente lo que esperas que haga, como, «Pon los carritos en el estante donde están los otros juguetes». En lugar de decir «¡Compórtate !» , di: «Baja un poco la voz, por favor». No le exijas “motivación” a nadie, porque esto no ofrece ninguna solución y no apunta a nada en particular. En su lugar, podrías decirle a alguien que enderece la espalda, hable más alto y comparta un objetivo o situación específica que le entusiasme. Todo lo que digas debe ser formulado con precisión  (Capítulo 3)

La comunicación efectiva es una de las habilidades más importantes en la vida, pero no la enseñan en la escuela. (Introducción)

Debes asegurarte de que la información que estás enviando sea la misma que recibe el receptor. (Parte I) Introducción

  En un diálogo constructivo y enriquecedor buscar fórmulas decisivas, esclarecedoras, bien definidas y precisas nos puede ayudar mucho a aislar las causas del desacuerdo (y no tanto por el efecto momentáneo que puedan causar). Citar ejemplos, referencias de prestigio o recurrir a arbitrajes va en el sentido argumentativo y constructivo de intercambio y cooperación. Igualmente, cuando hay una confrontación, es vital aislar el núcleo de la disensión para contar con una visión clara de cuál es el problema real.

Regla de la comunicación consciente: describe siempre hechos mensurables en lugar de tratar de leerle la mente a los demás. (Capítulo 3)

Nuestro cerebro no reconoce realmente las negaciones: la propuesta de no pensar en un elefante rosado terminará en fracaso, porque lo que oyes (a pesar de la negación) será procesado por el cerebro de todos modos. Así que si alguien te dice: «No es mi intención molestarte, pero...» sabrás que lo más probable es que su intención es molestarte. En lugar de decirle a tu empleado: «No le respondas a los clientes de esa forma», explícale exactamente cómo quieres que responda. (…) Lo que dices debe ser formulado positivamente. (Capítulo 3)

  Expresarse con precisión coincide con lo que nos trae a la cabeza la idea de “comunicación efectiva”. Es un apunte valioso y puede guiarnos hacia relaciones humanas más sinceras y profundas. Sin embargo, el autor otras veces no es tan preciso a la hora de señalar la comunicación realmente efectiva.

¿Alguna vez has considerado cuántas veces sentiste de forma intuitiva que quizá perdiste algo importante o crucial simplemente porque, sin saberlo, dijiste o hiciste algo que desanimó a los demás?   ¿Tal vez se debió a la palabra incorrecta , un mal planteamiento, una broma inapropiada, un nombre olvidado , un gran malentendido, una conversación incómoda o un tono extraño en tu voz?  (Introducción)

   Esto es muy cierto, como todos podemos experimentar en la vida en numerosas ocasiones. Ahora bien, aquí el problema no está tanto en la persona que, de manera natural, puede no tener a mano la frase o concepto adecuado… el problema reside en un entorno social que valora una “falta” tan insignificante, donde pesan más las apariencias que la realidad efectiva.

   El autor, lógicamente, aborda la realidad social tal como está… incluyendo la lucha competitiva dentro del mundo de la empresa en el que se mueve (y a lo largo del libro demostrará que la falsedad, la intimidación y la manipulación también son estrategias que él favorece), pero si abordamos la cuestión desde el punto de vista de la mejora de las relaciones humanas, encontramos que, precisamente, el que se valoren tales faltas demuestra lo defectuoso del medio social convencional. Si el autor nos señala, a veces, un ideal de relaciones conductuales auténticas y sinceras, no está de más señalar lo inauténtico e irracional del medio en el que tenemos que actuar.

  Así, se nos presenta que, por un lado, la empatía nos puede resultar útil, pero, por el otro, que no hemos de contar con ella en el trato con los demás. Cometer un error superficial puede tener fatales consecuencias y sin embargo eso no ha de ser así cuando eres tú quien responde a los actos ajenos. 

Intenta ponerte en el lugar o la situación de tu interlocutor y reflexiona sobre cómo te sentirías si te sucediera algo similar.  (Capítulo 6)

Dale a tu interlocutor la oportunidad de expresar sus creencias, aún si son muy diferentes a las tuyas. No muestres desaprobación de forma moralista, como «No está mal, pero yo a tu edad...» (Capítulo 6)

  Estas son aproximaciones válidas a una mejora de las relaciones humanas, muy en la línea de la “urbanidad”. En general, la urbanidad se concebía como una forma de mostrar consideración con el semejante, lo que extendería el agrado y la confianza, pero esta mera cortesía contiene un mensaje más profundo de empatía y benevolencia.

Al cambiar tu forma de expresarte habitúas a tu cerebro (…)  Cambiar tus patrones verbales también cambia tus patrones mentales. (Capítulo 9)

Lo más importante, tus creencias acerca del mundo. Estas construyen la forma en que ves el mundo, tu propia vida, las oportunidades y las relaciones con otras personas. Si crees que el mundo es un lugar cruel y traicionero, te comportarás como si esa fuese la única verdad absoluta. Eso te acarreará muchas emociones y experiencias desagradables. Si crees que el mundo es un lugar maravilloso y lleno de personas amables, tus pensamientos, tus emociones, tu diálogo interno, tus relaciones y tu vida entera serán completamente diferentes. (Capítulo 1)

  Y he ahí lo positivo de todo lo que supone una reflexión consecuente acerca de lo que es el comportamiento mutuo que favorece la cooperación.

La compenetración es la habilidad de relacionar el lenguaje corporal y el tono de voz con los de la persona con quien te estás comunicando. Hasta cierto punto, se trata de imitar el comportamiento de tu interlocutor. (Capítulo 14)

Los objetivos pueden ser diferentes: acercarte a la otra persona, ganar su confianza, consolar a la persona o intercambiar puntos de vista, entre muchos otros. Cualquiera que sea el objetivo, la compenetración te ayudará a lograrlo al establecer un mejor contacto con otras personas. Crear armonía y concordancia de forma efectiva es algo hermoso y, además, brinda grandes beneficios para ambas partes en el proceso de comunicación. (Capítulo 14)

  Claro está que, en este último caso, se presenta la “compenetración” como un mecanismo manipulador, en la que se imita un comportamiento que no es propio... pero también podemos interpretar esta estrategia como una forma de establecer un mejor contacto con otras personas   algo que favorece mucho la confianza y la benevolencia.

   Algunas estrategias son desacertadas

El mundo de las metáforas es realmente fascinante y te exhorto a comenzar a descubrirlo. El dominio de esta estructura lingüística particular durante las conversaciones conduce la comunicación hacia un nivel totalmente nuevo. (Capítulo 15)

Si quieres agradarle más a alguien, pídele que te ayude con alguna pequeña tarea.(…) Cuando expresas estos sentimientos, provocas emociones positivas en los demás y los haces sentirse necesitados (Capítulo 9)

   Lo manipulativo, lo que se obra con “segunda intención” es lo contrario de la comunicación precisa y directa que también se promueve. Lo mismo en cuanto a la ambigüedad de metáforas, refranes o frases hechas…

 Otras estrategias, en cambio, parecen acertadas

Contraejemplos. Encuentra un ejemplo concreto que anule una creencia. (Capítulo 10)

  La formulación positiva y consciente del lenguaje podría englobarse dentro de una estrategia general de relaciones humanas constructivas y, por tanto, no agresivas. Y lo agresivo lo encontramos en toda estrategia comunicativa donde prime el prejuicio y se elimine una benévola “presunción de inocencia” con respecto a los actos ajenos.

Si eres propenso a juzgar a los demás, es posible que tengas una tendencia a interpretar los mensajes de tus interlocutores a través de filtros mentales de estereotipos o de tus propias creencias y experiencias. (Capítulo 6)

Los mensajes con doble significado, en los que el contenido expresado difiere de las verdaderas intenciones del orador, disminuyen el nivel de confianza de un interlocutor adulto y la mayoría de los niños no los entienden. Y, ya que es imposible construir una relación si no hay confianza, cuanto más directos sean tus mensajes, mayor será la probabilidad de que lo que deseas transmitir sea recibido de manera adecuada y positiva. Por supuesto que al decir “directo” no me refiero a ser hostil o tajante. Deben tomarse en consideración la corrección social, la inteligencia emocional , la empatía y la sensibilidad. [Hay que] decir directamente lo que quieres comunicar. (Capítulo 3)

   No a la ironía, a la ambigüedad, a la ocultación deliberada… todo lo cual expresa agresión y antisocialidad. Por desgracia, tales hábitos de conducta están arraigados en nuestros hábitos convencionales. Pero pueden corregirse.

  El autor nos da ejemplos de algunas formulaciones agresivas evitables.

[La frase hecha de] «tenemos que hablar». (…) crea una gran tensión innecesaria, incluso antes de que la conversación dé inicio.  (Capítulo 9)

 Las contradicciones de un coach que prepara individuos para el éxito profesional en una sociedad competitiva son inevitables, pero el realismo de las estrategias de comportamiento es del mayor interés si queremos mejorar las relaciones humanas en un sentido prosocial. Es un acierto comprender que los conflictos humanos no son tanto sobre “ideas”, sino sobre creencias relacionadas con el comportamiento.

Puedes cambiar tus creencias acerca del mundo que te rodea y de los demás. Incluso puedes cambiar tus valores profundamente arraigados y tu declaración personal. Estos ajustes causan los más grandes y más profundos cambios en tus emociones, hábitos y conductas comunicativas. Te permiten llegar a lo más profundo de tu conciencia y realizar una verdadera transformación. En lugar de cambiar un comportamiento en particular puedes comenzar por cambiar tus creencias. (Capítulo 1)

  Esto viene a decir que el comportamiento mismo puede llegar a ser una creencia si somos capaces de formularlo como tal (¿no es un poco esto a lo que se refiere la “ética de las virtudes”?). Un ideal de comportamiento, en el fondo, es a lo que lleva el comportamiento religioso, que es el mecanismo ancestral más profundo para el cambio moral.

Cada emoción es el resultado de nuestros pensamientos. La causa de cada estado emocional reside en nuestra forma de pensar. Este es uno de los supuestos básicos de la terapia cognitivo-conductual. (Capítulo 4)

 No tenemos aún “coaches” para el perfeccionismo moral… porque ni siquiera contamos aún con un ideario conductual de perfeccionismo moral. Pero, al menos, sabemos que, para cuando exista, contaremos con medios para emprender su realización en un estilo de vida no agresivo, prosocial y, con ello, más propiamente “humano”.

Lectura de “Entrenamiento de habilidades comunicativas” en Ian Tuhovsky Amazon 2019; traducción de Paola Hernández

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