jueves, 15 de julio de 2021

“La supervivencia del más amable”, 2020. Hare y Woods

     La idea de la “supervivencia del más apto”  se popularizó enormemente tras los hallazgos de Darwin y acabó teniendo consecuencias muy graves en el pensamiento humano, originando el fatalismo del “Homo economicus” y limitando para muchos la condición humana a la competitividad mutua y las relaciones de fuerza –la “supervivencia del más apto”, en un entorno imaginario primitivo, equivalía bastante a la “supervivencia del más fuerte”.

  En este caso, el antropólogo Brian Hare y la divulgadora científica Vanessa Woods parten reflexivamente de un planteamiento opuesto: es la confianza que surge a partir de la amabilidad lo que más favorece la cooperación mutua -y es la cooperación mutua lo que permite el progreso humano.        

Hemos prosperado no porque éramos más inteligentes, sino porque éramos más amistosos  (Capítulo 4)

  El fenómeno de la amabilidad no es algo extraño en los animales, especialmente entre mamíferos. Con independencia de la amabilidad que pueda darse en la crianza o en el cortejo nupcial, también entre iguales, dentro de la misma especie, hay individuos que son menos agresivos que otros e incluso los que sobresalen por mostrarse afectuosos o altruistas (es decir, individuos en los cuales las tendencias amables son más destacadas).

   Como el comportamiento amable y afectuoso suele darse más en las crías de mamífero -ya que, lógicamente, son dependientes del buen trato que les den sus progenitores- parece que algunos individuos más amables ya adultos también muestran rasgos relativamente infantiles. Y resulta que tales rasgos pueden propagarse mediante selección –cruzando individuos amables entre sí. Esta infantilización –neotenia- se hace evidente en la domesticación, por ejemplo, de perros y caballos. 

  Esto se da asimismo entre seres humanos, pero sin que medie la actuación del criador que selecciona los especímenes a cruzarse para generar las nuevas variedades. En el caso humano se trata de la autodomesticación.

A lo largo de generaciones, los individuos con perfiles de desarrollo y hormonas que favorecen la amabilidad y con ello la comunicación cooperativa fueron más exitosos (…) La hipótesis de la autodomesticación humana predice que una tolerancia expandida incrementa la recompensa por las interacciones sociales, como en los bonobos y perros. Pero también predice que [los humanos] somos únicos en que podemos inhibir de forma fiable nuestras reacciones emocionales e intencionadamente calcular los beneficios de la tolerancia. (Capítulo 4)

  La autodomesticación parece un fenómeno casi exclusivamente humano –aunque tal vez se haya dado también en los singulares chimpancés bonobos- y podría haber surgido por selección intergrupal: las estirpes humanas menos agresivas, más amistosas y cooperativas resultaron las más exitosas socialmente y habrían desplazado a las que no lo eran; de modo que, a posteriori, el cruce entre individuos más amables llevaría al éxito social de las subsiguientes generaciones. Esto coincide bastante con la “selección de grupo” que ya describió Darwin –una concepción bastante más optimista que la de la “supervivencia del más apto”.

  Las características seleccionadas acabarían dando lugar a peculiaridades morfológicas y de comportamiento, porque la amabilidad va unida a otras peculiaridades.

El simple gesto de extender un brazo y el dedo índice que comenzamos a usar a los 9 meses de edad, o nuestra capacidad para seguir la pista cuando nuestras madres señalan a un juguete perdido o un pájaro que vuela por encima de nosotros, es algo que los chimpancés no hacen y no comprenden (Capítulo 1)

  Qué relación pueda existir entre las diferencias cognitivas del Homo Sapiens con respecto a nuestros parientes más próximos y las características “amistosas” puede ser objeto de debate. Los chimpancés bonobos, desde luego, son más amistosos pero no parecen cognitivamente diferentes a los otros chimpancés. Lo que sí es cierto es que se dan características propias, físicas –y probablemente también cognitivas- conectadas con la diferencia en la agresividad, la cooperación y la afectividad.

[Hay un] vínculo entre un incremento en amabilidad en los humanos y los cambios accidentales que creemos que ello ha causado –incluyendo nuestros rostros afeminados [e infantiles], blanco del ojo y habilidades cognitivas como la comunicación cooperativa (Capítulo 5)

  El “blanco del ojo” es una característica que, al permitir seguir la mirada de otros, facilita la comunicación emocional y afectiva.

  Estas características de amabilidad, de empatía y de altruismo van más allá del ámbito de las relaciones interpersonales: dan también lugar a una predisposición a relaciones sociales menos agresivas y más cooperativas.

En el Paleolítico medio, nosotros, y solo nosotros, fuimos objeto de una intensa selección para la amigabilidad. Esta selección para la amigabilidad nos dio una nueva categoría social, una que ningún otro animal tiene –el extraño del intragrupo (Capítulo 5)

  Entre los mamíferos, todo individuo desconocido genera desconfianza y agresión en tanto que potencial amenaza. Pero, entre los humanos, la evolución cultural –y tal vez biológica por autodomesticación- dio lugar a una situación nueva.

El concepto del extraño del intragrupo nos ha permitido extender nuestro amor hacia aquellos que nunca hemos conocido personalmente. Esta noción de una familia extendida nos ha ayudado a tener éxito en el pasado y es la gran esperanza para nuestro futuro (Capítulo 5)

  Familia extendida o “nepotismo desplazado” o “círculo expansivo”. Lo esencial es que, determinados marcadores nos señalan a un extraño en particular como alguien de alguna forma próximo: es nuestro paisano, compañero de congregación, fan de nuestro mismo equipo de fútbol… Y eso da lugar a la confianza. La confianza tiene como consecuencia la amabilidad: premiamos a quien nos proporciona confianza. Nuestra amabilidad nos predispone a confiar y la confianza asegurada refuerza nuestra amabilidad.

La amabilidad, vagamente definida como algún tipo de cooperación intencional o no intencional, o comportamiento positivo hacia los demás, es tan común en la naturaleza porque es muy poderosa.(Introducción)

  La pregunta es por qué nos conformamos con nuestro actual nivel de amabilidad, por qué no somos más amables aún. Si a la vista está que ser amables los unos con los otros es tan beneficioso, tal pauta de comportamiento no habría de tener excepciones. La realidad es que muchos creen que el egoísmo y la agresión están generalizados –aunque eso no es lo que demuestra el estudio riguroso del comportamiento humano.

   El pensamiento popular  ante una persona amable suele ser algo así como “si todos fueran como él, yo también lo sería…” Si bien los resultados de la amabilidad están a la vista, puesto que implican cooperación inteligente, el desarrollo de la amabilidad no es tan fácil. No basta con haber heredado una determinada disposición a la amabilidad, sino que ha de desarrollarse ésta en un contexto que muchas veces no parece favorecedor la confianza.

 Ahora bien, la evidencia muestra que es mucho lo que se puede hacer para predisponer a una actuación amable unilateral.

Un estudio encontró que solo imaginar un contacto positivo con uno de los grupos más deshumanizados de personas –los vagabundos- ayuda a la gente a empatizar con ellos. Incluso usar palabras humanizadoras para describir personas en un grupo ajeno puede llevar a la gente a querer aproximarse y tomar contacto (Capítulo 8)

  Si el desarrollo de la empatía exige, en ocasiones, un esfuerzo de imaginación y una selección de palabras para crear un incremento de nuestra disposición amable, esto implica un trabajo cultural, de cultivo de actitudes amables. Tal desarrollo cultural, educativo, de estilo de vida forma parte sin duda del contenido de la evolución moral y el proceso civilizatorio. 

   Una tarea inmensa que, de hecho, ni siquiera ha sido abordada aún de forma directa por los factores sociales, ya que los gobiernos no establecen “Ministerios de la Empatía” ni han surgido organizaciones internacionales para el fomento de la amabilidad mundial...

 Lectura de “Survival of the Friendliest” en Random House 2020; traducción de idea21

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