martes, 5 de noviembre de 2024

“Pensamiento y lenguaje”, 1934. Lev Vygotski

   El trabajo de Lev Vygotski, a partir del de Piaget y otros investigadores que él mismo nombra en su obra, trata de esclarecer el misterio del pensamiento social humano. Lógicamente, consideramos que todo pensamiento es social, de ahí que lo expresemos como lenguaje, pero Vygotski descubre que, más allá del lenguaje hablado, social, existe un lenguaje interior, un mundo interior de pensamiento humano. 

El habla interna no es el aspecto interno del habla externa: es una función en sí misma. Sigue siendo habla, es decir, pensamiento conectado con palabras. Pero, mientras que en el habla externa el pensamiento se materializa en palabras, en el habla interna las palabras mueren cuando dan a luz el pensamiento. (p. 20)

La especulación de la lingüística psicológica [considera que] el pensamiento es «habla sin sonido» (…) Quienes identifican el pensamiento con el habla cierran, sin más, la puerta al problema  (p. 39)

  Es un planteamiento extrañamente espiritual, pues anuncia la existencia de una realidad humana que, surgida del mundo exterior, no se haya limitada por nuestra relación con éste. La aparición de los “conceptos”, por otra parte, implica la creación de una realidad intermedia entre lo humano y lo material.

Una palabra no se refiere a un objeto aislado, sino a un grupo o una clase de objetos. Cada palabra es ya, por tanto, una generalización. La generalización es un acto verbal de pensamiento y refleja la realidad de un modo radicalmente diferente a como la reflejan la sensación y la percepción. (p. 41)

Un concepto sólo aparece cuando los rasgos abstraídos son sintetizados de nuevo y la síntesis abstracta resultante se convierte en el principal instrumento del pensamiento. (p. 128)

   Serán autores posteriores los que trabajarán sobre la posibilidad de que un desarrollo deliberado del lenguaje pueda ayudar a promover estados de pensamiento. Si el ser humano puede crear conceptos y abstracciones también puede manipularse a sí mismo haciendo uso de su propia creatividad lingüística.

El desarrollo del pensamiento está determinado por el lenguaje, es decir, por los instrumentos lingüísticos del pensamiento y por la experiencia sociocultural del niño. El desarrollo del habla interna depende fundamentalmente de factores externos; el desarrollo de la lógica del niño es (…) una función directa de su habla socializada. El crecimiento intelectual del niño depende de su dominio de los medios sociales del pensamiento, esto es, del lenguaje. (p. 98)

Si se dejara abandonado a sí mismo, un niño desarrollaría sólo un pensamiento delirante. La realidad nunca le enseñaría lógica alguna.[Según Piaget] (p. 70)

El pensamiento verbal no incluye en modo alguno todas las formas de pensamiento ni todas las formas de habla. Hay una extensa área de pensamiento que no tiene directa relación con el habla. El pensamiento manifestado en el uso de instrumentos pertenece a esta área, como el intelecto práctico en general.(…) El pensamiento puede funcionar sin imágenes verbales ni movimientos de habla detectables mediante autoobservación. (…)  No hay correspondencia directa entre el habla interna y los movimientos de la lengua o la laringe del sujeto. (p. 94)

Normalmente nos decimos a nosotros mismos lo que vamos a escribir; esto también es un borrador, aunque sea sólo mental.(…) Este borrador mental es habla interna. El habla interna no sólo funciona como borrador en el habla escrita, sino también en el habla oral. (p. 196)

  Conocer la naturaleza de nuestro pensamiento y nuestro lenguaje nos proporcionaría instrumentos para la mejora social. Las realidades privadas, en apariencia incomunicables –solo cada uno puede experimentar la propia sensación-, pueden dar lugar a vínculos valiosos entre individuos gracias a las elaboraciones del lenguaje. Estos vínculos pueden ser más perfectos, más efectivos, más gratificantes.

La función primaria del lenguaje, tanto en niños como en adultos, es la comunicación, el contacto social. (p. 59)

  Es una conclusión muy diferente a la que existía en un principio, del lenguaje como herramienta práctica para el trabajo en grupo. En el origen de nuestra especie, el gran cerebro –enorme, en relación con el tamaño de los cerebros de otros simios- tenía la función de mejorar las funciones sociales (cognición para comprender conductas ajenas complejas;  memoria para recordar nombres, rostros y comportamientos; imaginación para prever los actos ajenos…). Al ser las consecuencias del ejercicio de estas funciones de mayor ámbito -la inteligencia social lleva al desarrollo de la cognición lógica, capaz de cuestionarlo todo- podemos olvidarnos de que nuestra fuerza está precisamente en el desarrollo de los vínculos sociales, no tanto como medio práctico de la vida económica –trabajo- sino como vivencia y fin en sí mismo.

  La inteligencia humana, basada en el desarrollo e las relaciones personales, era inevitable que tuviese también consecuencias prácticas en la competencia con otras especies, ya que una mejora de las relaciones personales siempre mejora todo tipo de actividad social. El aprendizaje se da en todo tipo de situaciones que suponen un dilema, pero las condiciones para resolver los dilemas  dentro de un grupo social dependen del vínculo entre los individuos.

La psicología comparada ha identificado varios indicios que pueden ayudar a distinguir la imitación inteligente y consciente de la copia automática. En el primer caso, la solución llega instantáneamente en forma de intuición que no requiere repetición. Dicha solución afecta a todas las características de la acción intelectual. Implica la comprensión de la estructura del campo y las relaciones entre los objetos. Por el contrario, la imitación ejercitada sistemáticamente se lleva a cabo mediante series repetidas de ensayo y error; no muestra signos de entendimiento consciente ni incluye comprensión de la estructura del campo. En este sentido, puede decirse que los animales no son susceptibles de enseñanza. (p. 160)

   Dadas las problemáticas que subsisten hoy, una vez que se ha alcanzado un gran desarrollo tecnológico e intelectual, ¿en qué medida el manejo del lenguaje puede ayudarnos a mejorar estas capacidades imitativas propias de la inteligencia? 

  Una valiosa sugerencia sería lo que se refiere  a la expansión del instrumento del lenguaje dentro de la subjetividad humana: trabajar el subtexto, las motivaciones, las intenciones ocultas… Hacernos soberanos de nuestros procesos cognitivos menos conscientes mediante la sofisticación del lenguaje, acercándonos al “habla interna”.

En nuestra habla hay siempre un pensamiento oculto, un subtexto. (p. 201)

Stanislavski, al dar instrucciones a los actores, enumeraba las intenciones ocultas tras las palabras de sus papeles  (p. 202)

Para entender el habla de otro, no es suficiente entender sus palabras: debemos entender su pensamiento. Pero ni siquiera eso basta: debemos conocer además su motivación. (p. 203)

 El pensamiento científico, la creatividad intelectual, la introspección propia del arte y la lucha de la racionalidad contra el prejuicio son instrumentos cognitivos que se desarrollan gracias al lenguaje y que pueden liberarnos de nuestras limitaciones propias del mundo prehistórico del que procede la mente Homo sapiens.

Lectura de “Pensamiento y lenguaje” en Espasa Libros, S. L. U., 1995   (Conversión a libro electrónico: Newcomlab, S. L. L.); traducción de José Pedro Tosaus Abadía

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