miércoles, 5 de febrero de 2025

“Perspectivas acerca de la influencia de las minorías”, 1985. Serge Moscovici (Editor)

  El psicólogo social Serge Moscovici fue el creador del concepto de “influencia de la minoría”  y algunos años más tarde se escribieron numerosos trabajos complementando sus hallazgos, varios de los cuales se recogen en este volumen editado por él mismo. 

La influencia representa para todos el poder de las ideas (p. xii)

  ¿Cómo surgen ideas nuevas, cambios sociales, científicos, artísticos? Lógicamente, primero el cambio se produce en una minoría… y después esa minoría logra influir en la mayoría, dando lugar a un nuevo fenómeno de creencias.  

Los procesos de influencia de la minoría están basados en dos nociones claves: los de conflicto y conversión (p. 8)

  El conflicto es fácil de entender, pues es constante entre los intereses particulares de todos los individuos que componen una sociedad y también tiene que darse conflicto entre corrientes de opinión opuestas. Pero la conversión… 

La conversión es un medio de resolver un conflicto que ha sido interiorizado (p. 35)

La interiorización (…) se refiere a actitudes o juicios que están incorporados al propio sistema de valores que en consecuencia actúan como guías del propio comportamiento sin la necesidad de supervisión (p. 76)

 En cierto modo, “interiorizar” lo ajeno es ceder en la propia personalidad. Allí donde hay interiorización cede el conflicto y la misma subjetividad se ve afectada. La armonía social sería posible hasta límites desconocidos si pudiéramos conocer los mecanismos de la interiorización.

  El ejemplo clásico son los movimientos religiosos y políticos, pero la influencia de las minorías se da en muchos otros campos: en el arte, en la ciencia, en la tecnología, en la economía… Primero suelen ser “cosas raras” que generan rechazo, burla o a lo menos indiferencia … y después… la gente empieza a ver las cosas de otra manera.

Inintencionadamente y con frecuencia inconscientemente, la gente incorpora creencias –y prácticas- de la minoría en sus experiencias concretas, sentimientos y juicios. Llamaremos a ésta la fase de incubación (p. 49)

  Porque, por razones obvias, la gente no gusta de evidenciar abiertamente que cambia de opinión. A nadie le gusta ceder en público, mostrarse maleable, así que el proceso de conversión suele comenzar de forma inconsciente... y el cambio inconsciente tiende lógicamente a la interiorización, lo que también asegura mejor el cambio. 

  Uno de los autores incluidos en esta colección de ensayos pone el ejemplo clásico de cómo muchos ciudadanos franceses, en la época del “caso Dreyfus”, fueron cambiando de opinión, tal como relata Proust en “En busca del tiempo perdido”. Es un ejemplo valioso porque quedaba reflejado en numerosos testimonios escritos a medida que pasaba el tiempo, especialmente en la prensa, que fue muy partidista durante aquella gran controversia.

La influencia recuerda mucho a una negociación tácita (p. 18)

  Y sin embargo, los trabajos en psicología social anteriores a Moscovici, lo que estudiaban era al ser humano como especialmente propenso a la conformidad con la mayoría. Tenemos el paradigma del famoso experimento de Asch… y las terribles conclusiones del experimento Milgram que lo sucedió. 

La psicología social continúa contemplando la influencia como lo que lleva a la conformidad. Ahora, en una sociedad como la nuestra, caracterizada por el cambio y la innovación, tal punto de vista parece bastante limitado. No nos permite comprender cómo son modificados las opiniones o comportamientos, por qué la gente llega a aceptar creencias o ideas que originalmente parecían incluso absurdas. Para superar esta limitación algunos investigadores han comenzado a tratar el fenómeno de la influencia desde un punto de vista menos tradicional, principalmente en términos de sus orígenes en la minoría. El interés se centra no en cualquier minoría sino en la minoría que socaba el orden y la visión de la mayoría. ¿Cómo tal minoría hace que sus ideas convenzan a los ojos de aquellos que de lo contrario las rechazarían como sin sentido? (p. xii)

  Seamos optimistas y creamos en que los fenómenos de influencia de la minoría nos llevarán siempre a un mundo mejor. Newton convenció. Darwin convenció. Martin Luther King convenció. Ellos y, por supuesto, sus partidarios.

  Seamos optimistas y planteemos que nos esperan más cambios sociales para mejor, que habrá otra minoría influyente que convencerá.

  ¿Cómo ha de actuar?, ¿qué sabemos acerca del éxito de tal fenómeno?

Para ejercer influencia una minoría debe emplear estilos de comportamiento, debe organizar y planear sus acciones en el espacio y el tiempo. La minoría debe ser, en una palabra, consistente; debe ser coherente, segura de sí misma, firme en la negociación. Estos estilos tienen el poder de crear conflictos en las circunstancias donde la uniformidad de otra manera prevalecería. Por su consistencia, la minoría introduce una alternativa en el campo social con la cual debe enfrentarse la mayoría. (p. 4)

Un factor clave en el éxito de la minoría es un estilo de comportamiento resuelto y consistente que sirva para ganar la atención de los miembros de la mayoría, que es entonces probable que atribuyan gran confianza y convicción a los miembros del grupo disidente (p. 171)

El origen de la influencia de una minoría es su estilo conductual. El concepto se refiere a la organización de respuestas según un patrón particular que tiene un significado reconocible para aquellos a quienes se refieren las respuestas (p. 28)

  Por supuesto, el contenido de la creencia es de lo que hay que convencer a la mayoría…pero muchas veces sucede que hay buenas ideas que no tienen éxito en propagarse y que, a lo mejor, cien años más tarde sí que lo logran.

  Los autores que colaboran con Moscovici en este libro apuntan algunos factores favorecedores.

La primera persona en un campo de fuerza social tiene más impacto que la número cien (p. 203)

  Es decir, en cualquier controversia, el primero que se expresa llega siempre a tener una ventaja. Suele suceder.

Los conjuntos de datos claramente indican que el impacto de las minorías en los individuos aislados puede ser tan importante como el impacto de las mayorías en un clásico paradigma de conformidad (p. 60)

  Es decir, una minoría puede tomar como estrategia para la propagación elegir sujetos aislados… Tampoco nos sorprende. 

Se alcanzó más influencia cuando se mostró más flexible en la negociación que cuando se mostró como rígido (p. 116)

  Flexibilidad y también maquiavelismo, disimulo…

Una mayor cantidad de tiempo podría contribuir a más influencia mediante los mismos mecanismos (p. 221)

  Lo del tiempo y la paciencia podría ser el caso del triunfo del cristianismo: en la Antigüedad, los casi trescientos años que necesitaron para imponerse a las otras religiones del Imperio Romano no supusieron, desde luego, un plazo breve; muchas religiones e ideologías políticas se desarrollaron en mucho menos tiempo.

Las minorías no siempre carecen de poder (p. 220)

   Poder de la minoría… puede ser una minoría con éxito económico. Puede ser incluso la violencia del terrorismo por parte de la minoría…

   Las minorías son ya un misterio por sí mismo. ¿Cómo se tolera su existencia? Por otra parte, en muchos casos hay individuos interesados en formar parte de una minoría y estos individuos motivados impulsan el que tales minorías lleguen a desarrollarse ante la inevitable hostilidad hacia lo diferente de la mayoría. ¿Por qué los judíos, tan perseguidos durante siglos, no se convirtieron al cristianismo pese a todo? No todo debía de ser tan malo para aquella minoría perseguida…

En cualquier circunstancia, una minoría puede cambiar un estigma en una ventaja por su consistencia y su resolución (p. 31)

Es de esperar que los miembros de la minoría tengan más en común unos con otros que los miembros de la mayoría, y por ello es de esperar que pasen más tiempo juntos. Mientras más tiempo pasen juntos, más probable es que se influencien unos a otros y se hagan más uniformes en opinión (p. 180)

Tanto para un grupo como para un individuo, la identidad consiste en la consistencia de lo que se hace y se piensa, y la consistencia es el carácter intelectual de una cosa, es decir, está expresando algo (…) Esta puede ser una de las razones por las que los disidentes son vistos como más dinámicos y firmes, e incluso más acertados que los conformistas (p. 30)

  Formar parte de una minoría puede suponer una ventaja. Y esas ventajosas peculiaridades pueden acabar relacionadas también con su capacidad para influir a la mayoría. Grupos pequeños, incluso acosados y perseguidos, desarrollan fuertes vínculos, incrementan la interiorización de sus valores propios. Una serie de factores psicosociales hacen posible el avance de las minorías.

  Por supuesto, son pocas las minorías que tienen éxito… pero los cambios se suceden rápidamente, no dejan de producirse en la historia de la evolución de las culturas. Y no siempre para bien. 

Lectura de “Perspectives on Minority Influence” en Cambridge University Press versión digital 2008 ; traducción de idea21

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