domingo, 25 de julio de 2021

“La chispa creativa”, 2017. Agustín Fuentes

    La creatividad siempre se ha considerado una de las más valiosas cualidades del Homo sapiens. Se presupone que es la consecuencia más destacada de la inteligencia superior.

La creatividad está hecha de interconexiones de ideas, experiencias e imaginación. (Propuesta)

La creatividad se halla en la raíz misma de cómo evolucionamos y por qué somos de la manera que somos. Es nuestra capacidad de movernos hacia delante y hacia atrás entre los ámbitos de «lo que es» y «lo que podría ser» lo que nos ha permitido ir más allá de ser una especie exitosa para convertirnos en una especie excepcional. (Propuesta)

La capacidad de innumerables individuos para pensar de manera creativa es lo que nos condujo a tener éxito como especie. Al mismo tiempo, la condición inicial de cualquier acto creativo es la colaboración. (Propuesta)

  El primatólogo y antropólogo Agustín Fuentes es una de las personas mejor preparadas para informarnos de que el desarrollo de la creatividad es relativamente reciente incluso en nuestra especie.

Tuvo que haber un aumento enorme en la nutrición hace entre 500.000 y 2 millones de años para proporcionar energía al aumento masivo del tamaño cerebral que vemos en los fósiles (Capítulo 3)

Hace unos 500.000 años, nuestros antepasados elaboraban nuevos utensilios que requerían previsión, comunicación matizada, algo de enseñanza y mucha destreza manual. (Capítulo 3)

  En esta última afirmación, Fuentes se refiere a la radical diferencia entre los llamados "utensilios achelenses" y los muchos más simples "olduvayenses" que predominaron durante mucho más tiempo en el pasado lejano del género "Homo". Esta diferenciación coincide, más o menos en la misma época, con el uso del fuego y la aparición de nuevas armas destinadas a la caza.

No vemos pruebas frecuentes de uso del fuego en los yacimientos de homininos (como hogares o residuos de humo en huesos y dientes) hasta hace entre 350.000 y 450.000 años (Capítulo 4)

Desde hace al menos 500.000 años tenemos pruebas de que miembros del género Homo utilizaron lanzas recias y quizá incluso las arrojaban hace unos 300.000 años. (Capítulo 4)

  Sin embargo, la importancia de estos cambios no debe hacernos ver la creatividad como la mera capacidad para invenciones prácticas (obtención de alimentos y el tratamiento de estos). El ser humano se caracteriza por su complejidad social y de ahí la aparición de características únicas que no están necesariamente relacionadas con la construcción de herramientas sino más bien con la funcionalidad compleja de las relaciones personales de los individuos dentro de un grupo. 

   En lugar de fuertes jerarquías como los lobos o ciervos, y en lugar de reforzar el parentesco como las hormigas, los “Homo” desarrollaron –gracias a sus mayores cerebros- posibilidades cognitivas de sociabilidad que permitían una mayor flexibilidad en las relaciones personales -igualitarismo, reglas de parentesco complejas, adopciones, monogamia, amistad entre extraños... Un ejemplo del desarrollo de las capacidades sociales es el lenguaje, que probablemente comenzó a aparecer en el “Homo erectus” –aunque aún no en la forma vocal actual.

Mucho antes de la primera aparición de los humanos modernos hay amplia evidencia de que nuestros antepasados desarrollaban respuestas sustanciales cognitivas y conductuales cada vez más complejas a los desafíos ecológicos y sociales. Todo lo que sabemos acerca del pasado humano sugiere que fue esta agilidad conductual y cognitiva, combinada con una cooperación y coordinación social creciente, y el desarrollo del pensamiento simbólico y la experimentación con el mismo, lo que permitió a los humanos crear nuestra capacidad moderna para la intencionalidad compartida extensiva, la metacoordinación y el lenguaje. En el meollo de estas innovaciones está la capacidad de crear significado de maneras que son distintivas. (Capítulo 9)

  Con la explosión cognitiva del Homo Sapiens aparecen numerosas características únicas. Una de ellas está especialmente relacionada con la creatividad: el simbolismo.

La herencia simbólica es exclusiva de los humanos y es la transmisión de ideas, símbolos y percepciones que influyen sobre la manera en que vivimos y usamos nuestro cuerpo, que potencialmente puede afectar a la transmisión de información biológica de una generación a la siguiente. (Propuesta)

   En apariencia, el simbolismo y otras características cognitivas más, como el sentido estético o la religión, no parecen de mucha utilidad práctica. Pero forman parte del desarrollo propio del Homo sapiens y acabarán generando nuevas posibilidades económicas… como efecto secundario.

  Algunas de las características cognitivas especiales pueden tener un precedente en el comportamiento animal. Es el caso del comportamiento ritual que precede a la religión. Muchos animales tienen rituales de apareamiento o de intimidación.

El comportamiento ritual se hace común y básico en la experiencia humana y (…) precede a la aparición de la religión (Capítulo 9)

  El ritual, unido al simbolismo y a las fuertes necesidades de la complejidad social de los “Homo” generan el fenómeno religioso.

Las religiones marcan y transforman la manera en que los humanos experimentan las emociones y otros aspectos de la vida (Capítulo 9)

  Las religiones permiten el fortalecimiento del comportamiento grupal y más adelante permitirán grandes innovaciones en el ámbito moral.

  Las peculiaridades de tipo creativo incluyen muchos otros comportamientos con consecuencias prácticas que para nosotros son habituales, pero que resultan notablemente innovadoras.

Otros grupos de humanos que no contribuyeron de forma extensa al linaje humano moderno (como los neandertales) nunca se hicieron amigos de los perros (Capítulo 6)

  La creatividad –y la curiosidad- están presentes en todas estas tendencias originales. Por encima de todo, la creatividad se desarrolla mediante la cooperación y ésta solo puede surgir de la complejidad social.

Los humanos poseemos un tipo denso de intencionalidad compartida (la capacidad de ponerse de acuerdo conscientemente en la misma interpretación cognitiva y en los mismos objetivos); esto nos permite centrarnos conjuntamente en los retos y las soluciones. Nuestra capacidad para transmitir información, ideas e innovaciones es más sustancial que la de otros animales, y ello incluso en la historia temprana de nuestro género (Capítulo 11)

  El recorrido por los comportamientos creativos nos descubre una vida social diferente de la de los otros mamíferos superiores.

El gusto estético tuvo un impacto en la elaboración de utensilios. Esto lo vemos también en otra evidencia. Por esta época surgen claramente estilos regionales y locales de utensilios líticos, y algunas localidades tienen incluso formas y estilos idiosincrásicos (Capítulo 10)

  Los avances tecnológicos, que convertirían al Homo sapiens (y antes también a algunos de sus antepasados) en el animal más poderoso de la prehistoria surgen a partir de estas peculiaridades en la vida social.

Ningún otro animal en la naturaleza, ni siquiera los chimpancés, puede contemplar una piedra, comprender que dentro de aquella piedra hay otra forma más útil y utilizar otras piedras o madera o hueso para modificar aquella piedra... y después compartir dicha información con los miembros del grupo. Esto es exactamente lo que comenzó a suceder hace de 2 a 3 millones de años, en el inicio mismo de nuestro linaje. Elaborar y emplear utensilios líticos implica mucha más información, colaboración y creatividad que seleccionar una piedra o un palo, tal como son, para usarlos. (Capítulo 3)

  Algunos han puesto en cuestión que toda la creatividad humana haya sido para bien. El descubrimiento de que en las primeras sociedades agrarias la gente trabajara más y se alimentara peor que los cazadores-recolectores ha llevado a dudar acerca de la conveniencia de tal creatividad. Pero también hay argumentos que la justifican.

Hay tres razones clave que explican por qué los humanos siguieron con la agricultura, por dura que fuera:

• estabilidad de los recursos alimentarios,

• incremento de las poblaciones, y

• estar inmovilizados en la tierra (Capítulo 6)

   Y la agricultura no solo era más fatigosa. La vida sedentaria llevaría a la desigualdad ("violencia sistémica", para algunos). También el Homo sapiens del neolítico hubo de ser creativo para hacer tolerable la desigualdad social, desconocida en la Prehistoria.

¿Cómo puede una comunidad mantener un sentido de cohesión con la aparición de esta estratificación y desigualdad? Un mecanismo es desarrollar símbolos y rituales que refuercen la identidad del grupo. (Capítulo 7)

  Creatividad no debe interpretarse como progreso económico. Es una forma de vida. Surge de estos factores peculiares: cooperación extrema, lenguaje simbólico, curiosidad, sentido estético… No es solo tener un cerebro más grande, es una predisposición a utilizarlo en una comprensión de nuestro entorno más flexible, basada en el diseño de patrones, causalidades y expectativas de futuro. 

  Tarde o temprano –si lo pensamos bien, llevó bastante tiempo- tales peculiaridades, aplicadas a la vida cotidiana de subsistencia, llevarían al desarrollo de las herramientas y estrategias económicas complejas. Pero esto no fue la prioridad. Recordemos que, de todas maneras, los “Homo”, con sus piedras afiladas, el uso del fuego y sus estrategias de caza en común –trampas, emboscadas, acecho, rastreo…- ya tenían asegurada la subsistencia. Sin lanzas, ni arcos y flechas, ni mucho menos agricultura, ya dominaban el entorno natural.

  La creatividad no surgió por motivos prácticos. La creatividad es lo que somos.

Lectura de “La chispa creativa” en Editorial Planeta S.A. 2018; traducción de  Joandomènec Ros

1 comentario:

  1. Agustín Fuentes es un retrasado mental, lo vi en una entrevista/debate a Nicholas Wade autor del famoso libro que provocó ampollas en la academia políticamente correcta entre los que se econtraba Fuentes,'A Troublesome Inheritance'. El antropólogo que no genetista, sacaba sus bocetos a las preguntas de Wade y hacía aserciones absurdas sobre las razas humanas frente un Wade atónito que lo profería ignorar antes de provocar un embarramiento que probablemente a sus ojos carecía de utilidad o pertinencia.

    Por ejemplo, saca un esquema donde se muestra que los africanos subsaharianos tienen una mayor diversidad genética que el resto de grupos humanos, argumentando que de alguna manera eso invalidaba totalmente la creencia de la existencia de razas humanas. El caso es que este hecho no tiene nada que ver con la existencia de razas humanas.
    En fin, no me parece un científico muy leído, especialmente un antropólogo que niega la existencia de razas humanas, a falta de un tópico más evidente.

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