lunes, 25 de noviembre de 2024

“Los exámenes de empatía”, 2014. Leslie Jamison

   Este libro de la autora Leslie Jamison no es un libro de ciencias sociales, sino un ensayo de gran valor literario que suma diversos testimonios de experiencias límite. Desde graves sucesos de índole homicida como el caso de los "West Memphis Three"  a cuestiones de profunda implicación psicológica como la enfermedad "Morgellons" (supuestamente "imaginaria") o las irónicas implicaciones del "endulzamiento de la vida".

Oscar Wilde [opinaba que] (…) un sentimentalista es simplemente alguien que desea tener el lujo de una emoción sin pagar por ello (…) Esto no es decir que los edulcorantes son lo mismo que el sentimentalismo –o incluso un símbolo perfecto para ello- sino simplemente sugerir que un miedo similar es operativo en estas diferentes esferas de gusto (In Defense of Saccharin(e)

  Estas reflexiones se hallan en el centro de la literatura de ensayo, porque no podemos participar en la crítica de nuestra convivencia emocional sin vivir propiamente la desazón y melancolía que el hecho literario libera. El “ensayo literario” es la base motivacional del ensayo científico. El científico social puede ser crudo, escéptico o distante del dolor humano, pero el contenido del ensayo literario supone la materia prima de su intento de comprender las contradicciones del hecho social humano que llevan a un sufrimiento evitable. Y, si el trabajo está bien hecho, la ciencia social retorna a la base motivacional originaria en forma de sabiduría…

  Emociones y sentimentalismo, cuando son consideradas como tales, suelen generar un rechazo en tanto que alejamiento de la vida. La crudeza de la experiencia no ha podido expandirse sin la ayuda de la literatura –nuestra misma naturaleza cognitiva es de tipo narrativo- pero la reflexión oportuna señala el grave peligro de que por la literatura nos alejemos de la realidad. No será buena literatura si está en exceso endulzada, pero tampoco podemos evitar ese deseo de encontrar la solución en los afectos inmediatos. En la Antigüedad, los sabios no pudieron descubrir la ciencia moderna (con sus fríos datos estadísticos) porque preferían la “filosofía natural” endulzada de divinidad y contemplación estética…

La empatía no es solo algo que nos sucede –una lluvia de meteoros de sinapsis que se encienden en el cerebro- es también una elección que hacemos: poner atención, extendernos a nosotros mismos (The Empathy Exams)

  Una escritora no puede obviar la empatía, concepto surgido en su momento como terminología sociológica, pero lo que falta al hecho literario al enfrentarse a su propia capacidad para expandir su benevolencia es la misma acción empática, es decir, altruista. En una época de escepticismo no hay literatura comprometida, y esto es una falta del comportamiento humano… que no puede dejar de ser literario.

  Veamos el caso de la victimización de la mujer: de la crónica de sucesos a la exaltación literaria… pasando por el compromiso feminista.

Podemos haber convertido la mujer herida en una especie de diosa, romantizado su enfermedad e idealizado su sufrimiento, pero eso no quiere decir que no exista. Las mujeres todavía tienen heridas: corazones rotos y huesos rotos y pulmones rotos. ¿Cómo hablamos de estas heridas sin glamourizarlas? (Grand Unified Theory of Female Pain )

  Desde el punto de vista de la empatía, no toda obra de ficción es propiamente literatura. Puede haber relatos que funcionen solo como entretenimiento. El razonamiento humano se basa en el relato, pero no todo relato implica empatía. La empatía implica una actitud emocional de compasión, benevolencia y altruismo.

  Veamos este otro caso: una asociación de personas que sufren por una enfermedad llamada  Morgellons    … que muchos especialistas de la medicina consideran “imagtinaria”. Si la enfermedad es imaginaria ¿el sufrimiento es real?, ¿la empatía es posible?

¿Es equivocado llamarlo empatía cuando confías en el hecho del sufrimiento pero no en la fuente? ¿Cómo habito en el dolor de alguien sin habitar en su particular comprensión de ese dolor? (Devil´s Bait)

  Porque puede haber personas que sufran y por las que no sintamos afinidad, que no consideremos que sufran con motivo (no el motivo por el que sufriríamos nosotros). Personas que sufren por cuestiones muy diferentes.

  ¿Y la “trampa” de la empatía? Al abordar el caso de los "West Memphis Three" basta un determinado enfoque de los documentalistas profesionales (medios de comunicación) para generar emociones que en otro caso, ante un tratamiento más somero de los mismos hechos, no se despertaba.

Este trabajo de la cámara tan bien expresado fuerza empatía en todas direcciones, incluso hacia donde no se pretende ir. Estás tan próximo a cualquiera, que puedes sentir compasión por cualquiera. (Lost Boys)

  Hasta el punto de que puedes considerar la empatía como una debilidad (algo  de lo que la psicología social nos ha alertado con detalle). Podemos detenernos en lo inmediato, en el sufrimiento próximo, e ignorar un mayor sufrimiento más alejado. Pero ¿sin la sensibilidad de lo inmediato podríamos despertar a la sensibilidad de lo más lejano?, ¿no son inevitables la debilidad, la ingenuidad, la emotividad cuando se trata de predisponernos a la empatía?

  Cuando menos, el ensayo literario nos da una visión lúcida del valor de las contradicciones. Una visión aséptica de la ciencia social puede ponernos en una actitud cínica porque lo que se busca es sobre todo los resultados del juicio crítico. ¿Al servicio de qué bien se pone el resultado del juicio crítico?, ¿del éxito académico de los profesionales de la ciencia social? Si el juicio crítico se debilita al empatizar, al menos estamos promoviendo la actitud compasiva, socialmente constructiva (“prosocial”, según un término moderno… que la ciencia nos ha proporcionado).

  Y finalmente, queda la cuestión de la autenticidad de la experiencia literaria en su intento de unir juicio y emoción empática.

En física lo llaman el efecto del observador: no puedes observar un proceso físico sin afectarlo (Lost Boys)

  No hay progreso moral sin subjetividad. Pero no hay altruismo efectivo sin lógica ecuanimidad para evaluar el sufrimiento real y paliarlo de la forma más apropiada. Lo observado que se ve afectado por la actitud del observador podrá conservar todavía suficiente rasgos propios para que la acción subsiguiente no deje de ser efectiva en el sentido buscado. Si empatizamos, no podemos negarnos a observar.

  Lectura de “The Empathy Exams” en Graywolf Press 2014; traducción de idea21

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