viernes, 24 de julio de 2015

“John Bowlby y la Teoría del Apego”, 1993. Jeremy Holmes

  Aunque el nombre de John Bowlby no es tan conocido como el de los grandes profetas del psicoanálisis (Freud, Jung…), a todos nos resulta familiar el principio que considera que una falta de afecto materno en la infancia aumenta enormemente las posibilidades del comportamiento antisocial del niño y luego adulto.

La privación prolongada del cuidado maternal en un niño puede tener efectos graves y de gran alcance en su carácter y para el conjunto de su vida futura. 

  Fue en la década de 1950 cuando esta idea, que hoy nos parece tan evidente, comenzó a extenderse por el mundo entero a gran velocidad. De alguna forma, el sentido común recibía la conformidad de los especialistas. Y de estos especialistas, el más importante era John Bowlby.

Por muy evidente que hoy pueda parecernos –y esto es en gran parte el resultado del trabajo de Bowlby- la idea de la privación maternal como causa de enfermedad mental en su día fue un concepto revolucionario que se convirtió en paradigma.

  “Mi mamá no me quería”, se ha convertido en una especie de chiste habitual cuando alguien se burla de su propia incapacidad para mostrar afecto a sus semejantes y culpabiliza de ello a un entorno fallido en la infancia. Pero la visión de Bowlby era todavía más compleja y revolucionaria.

   El psiquiatra Jeremy Holmes escribió este libro poco después de la muerte del maestro, en 1990, con la intención de mostrar la relevancia de su trayectoria, porque la “Teoría del Apego” de Bowlby supone mucho más que una importante llamada de atención sobre la educación infantil, implica una particular concepción de la naturaleza humana, realista, coherentemente basada en observaciones científicas y a la vez esperanzadora que contrasta con el pesimismo de Freud:

Para Freud, la meta básica de la vida era la búsqueda de la felicidad, basada en la satisfacción física –él veía esto como algo inevitablemente destinado a la decepción. El énfasis de Bowlby en la seguridad proporciona una meta más realizable. Su visión de una reciprocidad armoniosa de la madre receptiva y su bebé ofrece una metáfora para una relación equilibrada entre el hombre y su entorno que es saludable y no está basada en la separación y la idealización. Un niño seguro puede enfrentarse a la separación temporal y a condiciones no óptimas mediante la protesta saludable y un dolor no defensivo. 

[A diferencia de] Freud, para quien el afecto era una “sexualidad inhibida en su fin”, Bowlby vio el placer físico no como un fin en sí, sino como una marca hacia el objeto, y así tendía a minusvalorar el rol de la sexualidad en el matrimonio (…) El sistema de apego y el comportamiento sexual son entidades psicológicas separables

  Así pues, tenemos una concepción diferente de la naturaleza humana y las relaciones sociales: la voluntad de los demás individuos no es un mero obstáculo para la satisfacción subjetiva, sino que nuestra vida consiste, al contrario, en desarrollar y gozar de nuestra capacidad para la convivencia, siempre a partir de la base psicológica que se nos ha creado en la infancia por el vínculo madre-hijo.

La Teoría del Apego de Bowlby es uno de los mayores desarrollos teóricos en el psicoanálisis de esta mitad del siglo. Combinando el riguroso empirismo científico de la etología con las imágenes subjetivas del psicoanálisis, ha tenido un enorme impacto en los campos del desarrollo infantil, el trabajo social, psicología, psicoterapia y psiquiatría.

  A pesar de lo que pueda parecer a primera vista, John Bowlby no partió del sentimentalismo afectivo cristiano, sino de la observación del comportamiento animal (etología)

Al basar sus ideas en la etología, Bowlby se apartó de la deshumanización y absurdos del conductismo de estímulo-respuesta, mientas que se quedaba dentro del  planteamiento de la ciencia convencional

  Porque toda psicología moderna es esencialmente conductista: lo que sabemos sobre la naturaleza humana solo puede derivar de una observación razonada del comportamiento. Lo que sucede es que los primeros conductistas redujeron enormemente su ámbito de observación, hasta el punto de fijarse tan solo en las necesidades de alimento y placer sexual.

El hambre del niño por la presencia y el amor de su madre es tan grande como su hambre por comida… La Teoría del Apego proporciona un lenguaje en el cual la fenomenología de las experiencias de apego recibe total legitimación. El apego es un sistema motivacional primario con su propio funcionamiento e interacción con otros sistemas motivacionales (Bowlby 1973)

  ¿Cuáles son las consecuencias ideológicas y culturales de este posicionamiento científico?

La idea de desarrollo y plenitud de una persona mediante las relaciones, tanto internas como externas, es una idea distintivamente social. Va contra la extendida idea de que la sociedad estará mejor cuando meramente demos más bienes y oportunidades al individuo.

  Así, el materialismo pesimista de Freud (cada individuo, en lucha contra todos los demás para conseguir su placer), el conductismo simplón (somos máquinas reproductivas que requieren alimento y placer sexual) y el idealismo nietzscheano (cada individuo, un héroe autosuficiente en potencia) dejan paso a una concepción del individuo integrado en una comunidad afectiva marcada desde la infancia por la viva, activa y placentera relación materno-filial.

El periodo de seis meses a cuatro años parece ser crítico para la capacidad de formar relaciones estables, ya que niños que han sido adoptados con más de cuatro, a pesar de formar vínculos firmes y amorosos con sus padres adoptivos, siguen siendo antisociales en su comportamiento en el colegio

La psiquiatría social tiende a poner el énfasis en la adversidad presente como causa de la neurosis, mientras que las explicaciones psicoanalíticas lo ponen en el pasado. La evidencia sugiere que tanto las dificultades presentes como pasadas son importantes, y que la autoestima es un factor crucial que vincula las dos.(…) La autoestima descansa sobre dos fundamentos principales: autoeficiencia y buenas relaciones  (…) La buena autoestima quiere decir que un niño probablemente será capaz de afrontar la privación –enfermedad crónica de su padre, por ejemplo- y que el hecho de que pueda afrontarlo en sí mismo incrementará su propia autoestima y le dará un sentimiento individual de que será capaz de enfrentarse al futuro.

  Lo de Bowlby no surgió, desde luego, de la nada. La valentía de Freud al enfrentarse a las oscuridades del subconsciente había tenido el inconveniente de llevar a una concepción casi ocultista de la naturaleza humana. La pulsión sexual –egoísta, voraz, incontrolable- aparecía por todas partes y parecía negar que el individuo informado participara en el control de su propia vida, que quedaba a merced, o bien de la brutalidad de sus impulsos subconscientes, o bien de los inaccesibles conocimientos del especialista. Pero esto comenzó a cuestionarse. Un buen ejemplo de este cuestionamiento fue que a muchos especialistas también les empezó a parecer inaceptable que el amor materno fuese una forma de sexualidad.

Ian Suttie, [en su] “Orígenes del Amor y el Odio”, proponía un vínculo primario entre madre e hijo no relacionado con la sexualidad infantil (…) Una idea que (…) Bowlby iba a desarrollar y poner en el núcleo de la Teoría del Apego.

  Después llegarían las evidencias acerca del comportamiento animal. Konrad Lorenz hizo su famoso descubrimiento de la “impronta”: cómo muchos animalitos recién nacidos reaccionan automáticamente a los estímulos de apego por parte de sus progenitores. Los animales superiores habían de ser más complicados, pero igualmente necesitados de una vinculación automática.

Estudios en primates sugieren que la impronta no sucede de la misma forma que en los pájaros, y que el apego, más que ser un fenómeno de todo o nada, se desarrolla como resultado de un proceso gradual de desarrollo y aprendizaje social genéticamente programado.

  Y en consecuencia…

La consumación del apego no es orgásmica –más bien es, vía del logro de la proximidad, un estado relajado en el cual uno puede comenzar a poner en marcha las cosas, perseguir los propios proyectos, explorar.

El apego comprende un sistema motivacional diferenciado –que incluye un impulso, afecto, cognición y comportamiento-  que va paralelo y complementa la sexualidad

  A partir de aquí, parece hoy existir cierto consenso acerca de las posibilidades de prevenir y reparar en lo posible los errores en el entorno que pueden llevar al comportamiento antisocial.

  Un ejemplo del desarrollo de estas teorías hasta cierto punto optimistas es la terapia cognitivo-conductual. En ella, el individuo no se halla ya desamparado en manos del especialista freudiano o conductista que, como una especie de hechicero, lo asiste revelándole siniestras verdades del subconsciente que el paciente no puede comprender. En la terapia cognitiva se da una relación entre el “sentido común” de la vida afectiva y la realidad del comportamiento. El individuo –o paciente- puede participar, con la ayuda del especialista, en su propio autoconocimiento.

La terapia cognitiva, diseñada por Beck y otros, funciona primariamente con cogniciones, opuesta a las emociones que son la material prima del psicoanálisis. Está basada en la idea de que las cogniciones determinan los sentimientos (más que viceversa) y que si las cogniciones fallidas en las cuales yacen los estados neuróticos pueden ser desenterradas y corregidas, entonces obtendremos la salud psicológica. Hay en este modelo fuertes ecos de la metapsicología de Bowlby.

La psicoterapia puede ser vista como una rama de la psiquiatría social que usa métodos psicológicos para revertir o mitigar los efectos dañinos de un fallo ambiental.

La convicción de Bowlby de que las necesidades de apego  continúan a lo largo de toda la vida y no son hipertrofias tiene importantes implicaciones en psicoterapia.

Es la tarea del terapeuta proporcionar una base segura para el paciente: estar disponible regular y confiadamente, ser cortés, compasivo y atento; ser capaz de poner límites y tener un entorno claro; proteger la terapia de interrupciones y distracciones; y no cargar al paciente con las dificultades y preocupaciones propias del terapeuta (…) La dependencia del terapeuta no es vista como una neurosis inherente, sino como una respuesta adecuada a la perturbación emocional

  Todas estas pautas son optimistas. Esencialmente, coincide con nuestro deseo de afecto y amistad, con nuestras necesidades emocionales más prosociales. Recordemos que el laicismo dejó al individuo un tanto solo, falto de aquel Dios cristiano que nos amaba, nos protegía y al final nos recompensaba. Para sobrevivir a esta pérdida, necesitábamos una concepción afectiva y social de la vida humana. Y si ésta tiene un origen que es conforme a las observaciones científicas de la evolución humana, tanto mejor.

La Teoría del Apego es una teoría sobre relaciones, basada en la idea de que los seres humanos evolucionaron en grupos de parientes y que la supervivencia del original ”entorno de adaptación evolutiva” fue incrementada por el mantenimiento de vínculos seguros entre los miembros, primariamente, pero no exclusivamente, entre padres e hijos.

  Un entorno determinado, en una etapa determinada del desarrollo humano, dejaría huellas determinadas en nuestra base conductual.

La obra de Stern y los investigadores del apego post-Bolwby sugieren que la capacidad de respuesta maternal es internalizada por el niño a fin de que él o ella comience a construir una idea del yo al que se le responde y comprende, y que, recíprocamente, sea capaz de comprender el punto de vista del otro.

  En contraste con Freud, la agresividad es rechazada. La agresividad no se trataría de una necesidad humana, sino de una reacción a un estado ambiental indeseable.

[Bowlby] ve la agresión como derivada del apego inseguro. El apego ansioso es una defensa, un compromiso entre la necesidad de seguridad en un mundo peligroso y la incapacidad de los padres de proporcionar una base segura. Similarmente, la desesperación o rabia son vistas como una respuesta de dolor, intentos frustrados de recobrar el objeto perdido.

  Esto puede o no ser por completo cierto, pero en cualquier caso deslegitima la agresividad. Tenga ésta un origen ambiental en todos los casos o no, la agresividad figura ya como el primer obstáculo de la convivencia y ya no se le reconocen cualidades valiosas.

  Por otra parte, en su tiempo, la apuesta de la Teoría del Apego se enfrentó a algunas convicciones muy arraigadas acerca de la educación. Aunque en la biografía de Bowlby no hay nada especialmente notable, sí es interesante tener en cuenta que se trataba de un británico de clase alta que estaba familiarizado con la tradición de someter a los niños a la disciplina de los famosos internados “para ayudarles a formar el carácter”. Bowlby rechazaba por completo semejante esquema, ya muy desacreditado.

Bowlby insiste en su oposición a la noción de que los niños pueden ser echados a perder por darles demasiado amor

La descripción de una interacción segura padre-hijo delinea los componentes de la interacción responsable: sincronía, simetría, contingencia y “entrenamiento”, del cual comienza a emerger el mutuo juego y la autonomía del niño. Estos rasgos son aplicable igualmente a las interacciones paciente-terapeuta

  La Teoría del Apego ha sido  dada a conocer sobre todo como algo relativo a la infancia. Propiamente, relacionado con la infancia desgraciada (el primer trabajo importante de Bowlby tuvo que ver con el entorno del que procedían algunos jóvenes delincuentes), pero sus dos conceptos fundamentales (el “apego”, y la “base segura”) son de interés para todo el desarrollo de la vida adulta.

APEGO: la condición en la cual un individuo está vinculado emocionalmente con otra persona, normalmente, pero no siempre, alguien percibido como mayor, más fuerte y más inteligente que uno mismo

BASE SEGURA: un término que describe el sentimiento de seguridad que proporciona una figura de apego. 

2 comentarios:

  1. Me gustaria saber bajo que modelo bowlby trabajo? Cognitvo? Psicoanalitico o cual otro?

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  2. El libro de Holmes se refiere a Bowlby como inicialmente vinculado a grupos de psicoanálisis, se menciona a Melanie Klein entre otras influencias. Me parece que dada su edad, forzosamente tuvo que iniciarse en el psicoanálisis en la década de 1930, sus trabajos con jóvenes, que le llevarán a su propio esquema, datan también de esas fechas. He incluido en la reseña la mención a Ian Suttie

    http://revolucionmatriarcal.blogspot.com.es/2010/04/ian-suttie-1889-1935-otro-psicoanalista.html

    https://en.wikipedia.org/wiki/Love_and_hate_(psychoanalysis)

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