jueves, 25 de agosto de 2016

“Mindware”, 2015. Richard Nisbett

  “Mindware” es una expresion difícilmente traducible al español y tampoco muy habitual en el entorno anglosajón. Podría equivaler a “instrumentación cognitiva”, refiriéndonos a las estrategias para el uso de nuestra mente o incluso a los “estilos de pensamiento”.

Este libro trata de algunas de las más fundamentales cuestiones acerca de cómo razonar y hacer inferencias válidas. ¿Qué cuenta como una explicación para cualquier cosa, desde por qué nuestro amigo actúa de una forma tan irritante, hasta por qué fracasa el lanzamiento de un producto? ¿Cómo podemos notar la diferencia entre los sucesos que están relacionados causalmente y los sucesos que están meramente asociados unos con otros en tiempo y lugar? ¿Qué clase de conocimiento puede ser considerado cierto y cuál es conjetura? ¿Cuáles son las características de una buena teoría –en ciencia y en la vida cotidiana? ¿Cómo notar las diferencias entre teorías que pueden ser demostradas como falsas y las que no? Si tenemos una teoría acerca de los tipos de negocio o prácticas profesionales que son efectivas, ¿cómo podemos poner a prueba esa teoría de una forma convincente? (…) Y lo más importante, ¿cómo podemos incrementar la probabilidad de que las elecciones que hacemos servirán mejor a nuestros fines y mejorarán nuestras vidas y las de los otros?

  La mente humana es compleja y probablemente “modular”, es decir, integrada por unidades independientes de percepción y elaboración lógica que funcionan mejor o peor, y que cooperan después -o no- entre sí. Por ello, la elección y el adiestramiento de determinados “estilos de pensamiento” podrían darnos mejores resultados si se adaptan más exactamente a la estructura de la problemática que tenemos que afrontar.  En general, el resultado de afrontar los procesos de pensamiento tiene que ver más con la estructura que con el contenido.

La idea de este libro surgió de mi fascinación por el hecho de que las ideas científicas en un campo pueden ser extremadamente valiosas para otros campos. (…) La teoría de Darwin de la selección natural debe mucho a los filósofos escoceses del siglo XVIII acerca de los sistemas sociales, en particular a la teoría de Adam Smith de que la riqueza social es creada por actores racionales que persiguen sus propios intereses egoístas

  El psicólogo Richard Nisbett espera que podamos obtener ventajas prácticas de los diversos enfoques innovadores del uso de la cognición humana.

Mis colaboradores y yo hemos desarrollado técnicas para enseñar normas de inferencia que ayudan a razonar acerca de problemas comunes personales y profesionales. (…) La clave es aprender cómo encuadrar los sucesos de tal manera que se esclarezca la relevancia de los principios para solucionar los problemas particulares, y que se aprenda cómo codificar los sucesos de tal forma que los principios puedan ser aplicados de forma segura.(…) Comprender lo que podemos y no podemos observar acerca de nuestra vida mental nos dice cuándo confiar en la intuición al resolver un problema y cuando hemos de volver a las reglas explícitas sobre categorización, elección o afirmación de las explicaciones causales

  Ejemplos de principios y codificación:

La enseñanza acerca del concepto estadístico de la ”ley de los grandes números” afecta el razonamiento acerca de cuánta evidencia se necesita para alcanzar creencias exactas acerca de algún objeto o persona. La enseñanza sobre el principio económico de evitar los costes de oportunidad afecta a cómo se razona acerca del uso del tiempo. 

  En “la ley de los grandes números” (es más fácil confundirse al examinar unos pocos casos de un fenómeno, que si se examinan muchos) o en los “costes de oportunidad” (un principio de la microeconomía: la pérdida que afrontamos por dejar de hacer algo) tenemos estructuras lógicas muy útiles que en el comportamiento cotidiano solemos evitar, mientras que hay otras que son engañosas y, muy al contrario, se hacen habituales:

Los sucesos son juzgados como más probables si son similares al prototipo del suceso que si se parecen menos a este. (…) No comprendemos qué aspecto tienen las secuencias de azar que no parecen secuencias de azar (…) La heurística de representatividad a veces influye en los juicios sobre causalidad

    La heurística de representatividad es una estructura por la cual tendemos a señalar secuencias significativas en las sucesiones de hechos observados, cuando en realidad se trata de puro azar. Es decir, que tendemos a encontrar falsas relaciones de causa y efecto. Muchas de nuestras creencias en la magia y la sobrenaturalidad tienen este origen.

La heurística de disponibilidad (…) [supone que] cuando más fácil vengan a la mente ejemplos del suceso, más frecuentes o plausibles nos parecen ser

  Esto es como el temor a los accidentes aéreos: pese a que estadísticamente es mucho más probable morir en accidente de automóvil, la espectacularidad de los escasos accidentes aéreos nos impacta mucho más.

  Otro concepto valioso, y éste para guiar nuestros juicios y no para desconfiar de ellos, es el de “selección aleatoria”, que no ha de confundirse con el mero azar:

Mientras que un procedimiento de selección de muestras se aproxime más al estándar de la selección aleatoria –para la cual la definición es que cada individuo en la población tiene la misma probabilidad de aparecer en la muestra- más deberíamos confiar en ella.

  Estos son ejemplos de estructuras cognitivas falibles o menos falibles. Pero también existen factores ambientales y sociales que limitan la eficacia de nuestro pensamiento:

La gente actúa con más energía no solo cuando están en competición con otros, sino incluso cuando otra gente está meramente observando. El efecto de facilitación social se ha encontrado incluso en perros, armadillos, ranas y peces

    A este respecto está el famoso experimento de psicología social en el que, simplemente, el que tengamos delante un dibujo de unos ojos que nos miran ya limita nuestra capacidad para tomar decisiones.

  Otro ejemplo más de limitación cognitiva por el entorno:

Deberíamos elegir cuidadosamente a nuestros conocidos porque vamos a ser altamente influidos por ellos (…) Los estudiantes que han sido asignados a un compañero de habitación que llega a la Universidad con un historial de bebedor notorio sacan un veinticinco por ciento de peores notas que los estudiantes a los que se asigna un abstemio (…) No había efecto en las chicas por tener una compañera de habitación que bebe

  Uno de los enfoques más fascinantes es el de las diferencias culturales. Nisbett nos las describe, pero no puede aventurar cómo se producen y transmiten. El caso más notable es la diferencia entre las estructuras cognitivas tradicionales de la gran civilización de Asia Oriental (China y Japón) y la de los pueblos europeos.

La atención diferencial al contexto resulta en que los orientales tienen una preferencia mayor por las explicaciones situacionales del comportamiento, mientras que los occidentales tienden más a explicarlo en términos disposicionales

  Esta diferencia implica que, en general, el oriental juzga los hechos más en base al contexto y las relaciones entre elementos individuales, y el occidental tiende a atribuir características propias al elemento que determinan su trayectoria con independencia del contexto y la interacción con otros elementos (explicación disposicional). Aparentemente, el punto de vista oriental es mucho más avanzado y tiende a una mayor precisión. Sin embargo, esta atención al conjunto tiene también sus inconvenientes.

  Básicamente…

Aristóteles puso en el fundamento del pensamiento lógico las siguientes tres proposiciones: 
1-Identidad. Lo que sea, es. “A” es algo y no cualquier otra cosa.
2- No contradicción. A y no A no pueden ser lo mismo. Nada puede ser y no ser. Una proposición y su opuesto no pueden ser verdaderos.
3- Se excluye el término medio: todo debe ser o no ser. A o no A pueden ser ciertos, pero no hay nada entre los dos.

Los occidentales modernos aceptan estas proposiciones. Pero no la gente que se ha educado en la tradición intelectual de China –al menos, no en toda clase de problema. En lugar de eso, el fundamento del pensamiento oriental es la dialéctica.

Tres principios subyacen al dialectismo oriental. Nótese que no se dice “proposiciones” (…)
1- Principio de cambio: la realidad es un proceso de cambio. Lo que ahora es verdadero en poco tiempo será falso. 
2- Principio de contradicción: la contradicción es la dinámica que subyace al cambio. Porque el cambio es constante, la contradicción es constante.
3- Principio de relación (o holismo). El todo es más que la suma de sus partes. Las partes tienen significado solo en relación con el todo

Mientras que los chinos comprendieron bien muchas cosas que los occidentales comprendieron mal, no pudieron nunca probar que sus teorías eran correctas porque eso habría requerido el criterio científico, que los occidentales conocen desde hace veintiséis siglos. La ciencia, básicamente, es categorización más reglas empíricas y un compromiso a los principios lógicos. Los chinos comprendieron el concepto de acción a distancia cuando los occidentales no [al comprender las mareas, el magnetismo y la gravedad], pero fue la ciencia occidental la que probó que el concepto era correcto.

  Podemos concluir que el libro de Nisbett busca informarnos y advertirnos, en una época en la cual tenemos todas nuestras esperanzas de progreso puestas en la racionalidad y la ciencia, de lo relativas que son las reglas lógicas de nuestro pensamiento que todos consideramos tan universales.

  No se confunda esto con lo que Nisbett considera casi una moda frívola, como son las escuelas del postmodernismo y el deconstruccionismo, que pretenden que el conocimiento es inalcanzable.

Postmodernistas y deconstruccionistas enfatizan en el sentido de que no hay hechos, sino solo interpretaciones de la realidad socialmente acordadas. [Pero] ellos claramente no viven sus vidas como si creyeran eso, aunque han gastado una cantidad colosal de enseñanza universitaria y esfuerzo de “investigación” promulgando estos puntos de vistas nihilistas

  De lo que se trata en cambio es de tener en cuenta esa falibilidad y esa relatividad de nuestra capacidad cognitiva, y obrar en consecuencia.

No nos damos cuenta de que firmamos la petición de Bob pero no la de Bill en parte debido a que la letra de la petición es más clara. No nos damos cuenta de que encontramos que Marian es una persona más cálida porque compartimos con ella café y con Martha té helado.  Si bien parece como si tuviéramos acceso al trabajo de nuestra mente, en la mayor parte de las ocasiones no es así.

  Esto no es otra cosa que “psicología” en general: ser conscientes de nuestros límites racionales. Y adquirir esa consciencia puede darnos mucha seguridad, pese a las protestas de humildad de los conocedores, tal como Nisbett afirma al final de su libro.

Usted ya sabía que era falible antes de leer este libro. Usted sabe ahora mucho más acerca de lo que produce sus errores y cómo compensarlos. Este conocimiento le ayudará a percibir el mundo con más exactitud y a comportarse de forma más sensata. Lo que usted ha leído también sirve como un arma para defenderse contra las aserciones erradas de otros –amigos y conocidos, tanto como la gente que aparece en los medios de comunicación

Yo he violado la mayor parte de los principios de este libro con frecuencia y muchos de ellos constantemente. Algunas de nuestras tendencias psicológicas están, simplemente, demasiado profundamente arraigadas, y no van a ser extirpadas solo por aprender algunos nuevos principios destinados a reducir sus efectos. Pero yo sé que estas tendencias pueden ser modificadas y su daño limitado por virtud de conocer acerca de ellas y de cómo combatirlas.

3 comentarios:

  1. Muy interesantes las ideas que plantea el libro. La frase que me parece más destacable es:
    “La mente humana es compleja y probablemente “modular”, es decir, integrada por unidades independientes de percepción y elaboración lógica que funcionan mejor o peor, y que cooperan después -o no- entre sí.”
    La modularidad de la mente es algo que me parece ciertamente fascinante y, si bien hoy no sabemos demasiado sobre el tema, creo que en el futuro, cuando se descubran más cosas, este tema redefinirá por completo muchos de los conceptos que maneja la psicología actual.
    Es ciertamente difícil de investigar, y parece que la principal línea de investigación actual se centra en el hardware (es decir, en mirar que partes del cerebro se activan en determinadas situaciones) y, por otra parte, en el análisis estadístico del comportamiento. Pero tanto una como otra vía son lentas en su avance y confusas en los resultados obtenidos. Yo soy un poco “acientífico” en este aspecto y pienso que los avances revolucionarios podrían venir por un camino completamente diferente, que será la introspección, mediante técnicas de meditación, supongo que combinadas con el uso de tecnología o sustancias químicas, para lograr una mayor conciencia sobre el funcionamiento de la propia mente, y a partir de ahí formular nuevas teorías que describan mejor el funcionamiento de los diferentes “módulos” que la componen.
    Necesitamos más investigadores que practiquen meditación y estén dispuestos a experimentar de forma objetiva con su propia mente. En ese sentido, me parece interesante el camino de Daniel Goleman, que tras años difundiendo la importancia de la inteligencia emocional, dio un giro hacia un intento de fusionar la meditación con la investigación psicológica. Me parece uno de los autores más interesantes sobre estos temas, aunque yo creo que simplemente está abriendo una nueva vía a los autores e investigadores del futuro, que serán los que comenzarán a aportar cosas realmente interesantes a la comprensión del comportamiento de la mente.
    Lo realmente valioso sería descubrir técnicas para el manejo de la mente que sean efectivas y aplicables por todo el mundo, que permitieran sacar partido de esa modularidad de la mente, y evitar la falibilidad que sufrimos continuamente, tanto por la deformación con la que percibimos la realidad como por la influencia emocional que afecta a nuestra toma de decisiones. Pero sin comprender más de lo que se comprende ahora, no podemos hacer otras cosa que “dar palos de ciego”.

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  2. Lo de la "modularidad de la mente" hay que tomarlo con ciertas precauciones, ya que hay mucho teórico que lo discute. Además, nunca está del todo claro el significado que puede tener esta descripción. En psicología evolucionista, el punto de vista que se ha vuelto clásico a este respecto es el de esta gente: http://unpocodesabiduria21.blogspot.com.es/2015/05/la-mente-adaptada-1992-barkow-cosmides.html pero yo creo que el punto de vista más útil sobre la "modularidad" es acabar con la vieja idea de una "mente" unitaria, coincidente con la autoconsciencia -algo así como el "alma"- Tiene la parte buena de que nos da posibilidades de arreglar muchas cosas, "módulo" a "módulo".

    En general, casi todos los científicos actuales tienen teorías parecidas, como es el caso también de Nisbett, con todas esas funciones cognitivas dispersas.

    Para quienes tengan expectativas ambiciosas de mejora social, todo este tipo de conocimientos marca ciertos caminos. Mejorar socialmente sería aplicar estrategias sensatas en determinados ámbitos concretos. Por ejemplo, quizá los elementos socialmente más valiosos no sean los más inteligentes, ni los más exitosos en la sociedad convencional ni aquellos que detenten las virtudes más excelentes según Aristóteles. No habría modelos humanos únicos, sino estrategias concretas aplicadas a problemas humanos concretos. Con eso podríamos librarnos de la presión cultural del entorno, no buscando un arquetipo ya conocido, sino determinando blancos "modulares", que podrían ser anticonvencionales, y dejando que el resultado tome su propia forma final...

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    1. Por supuesto que hay que tomar con precauciones la idea de modularidad de la mente. A mí me parece un enfoque interesante, en parte por lo novedoso y en parte porque, si se medita un poco sobre cómo es posible que funcione algo tan complejo como la mente humana, cuesta creer que pueda funcionar como una única unidad.
      De la misma forma en la que las células se agrupan en tejidos, éstos en órganos y todos ellos forman un organismo, así los diferentes mecanismos mentales deben agruparse en unidades organizativas mayores, y éstas a su vez en otras más grandes, hasta llegar a una especie de "control central" que sea el que tome la decisión final, en función de los cálculos realizados por cada uno de los módulos. A mí me parece algo de sentido común, y creo que la comparación más clara es un ordenador. Si pensamos en cómo está organizado Windows, son miles de rutinas, que operan como parte de módulos, que se articulan en torno a un controlador central que dirige todo, pero no entra en el funcionamiento de cada módulo de categoría inferior, más allá de enviarle ciertas peticiones y recoger la respuesta recibida. Cada módulo se fía de los otros y cada rutina se fía de las otras rutinas.
      Además del sentido común, tengo otro argumento para creer que la mente funciona de forma modular, y es la autoexperimentación.
      Llevo algunos años practicando meditación, que voy mejorando de forma autodidacta, cogiendo alguna idea de aquí y otra de allá, probando el resultado de diferentes alternativas,... En definitiva, experimentando y tratando de descubrir de forma lo más objetiva posible como funciona mi propia mente, cuáles son sus errores de percepción, cómo afecta cada emoción que siento al curso de mis razonamientos, etc., con el objetivo de poder optimizar su funcionamiento y el rendimiento que obtengo de ella. Y mis conclusiones me convencen de que esa modularidad (que a día de hoy la ciencia toma como una simple teoría que necesita ser demostrada), es algo completamente real. De hecho estoy convencido de que no puede ser de otra manera. Por eso creo que ese el camino para comprender el funcionamiento de la mente, y me atrevo a predecir que en las próximas décadas veremos descubrimientos en ese sentido que cambiarán para siempre muchas de las ideas con las que trabaja la psicología a día de hoy.

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