domingo, 25 de abril de 2021

“Serpientes con traje”, 2019. Babiak y Hare

  Un psicópata es una persona con ciertas peculiaridades mentales que determinan negativamente su comportamiento social, la interactuación con sus semejantes. A diferencia de los autistas, que también tienen graves problemas en sus relaciones sociales, los psicópatas carecen de empatía y, además, funcionan básicamente como parásitos y depredadores sociales: son individuos antisociales que siguen a rajatabla la lógica de buscar el propio interés (algo que biológicamente parece tener sentido). Básicamente, son “malas personas”.

Lo que hace única a la psicopatía es que sus rasgos y características definitorias llevan a comportamientos que entran en conflicto con las normas y leyes generalmente aceptados de la sociedad (Introducción)

  La primera edición de este libro -Snakes in Suits-  de los psicólogos Paul Babiak y Robert D Hare alcanzó bastante popularidad por informarnos de que, tras realizarse tests psicológicos específicos, se descubrió que entre los ejecutivos de las grandes empresas la proporción de psicópatas cuadriplica el promedio habitual. 

Aproximadamente el 1 % de la población en general y el 15% de los delincuentes encarcelados cumplen los criterios de investigación por psicopatía que se describen en este libro (Capítulo 2)

En nuestra investigación original con 203 ejecutivos con alto potencial (…) encontramos alrededor de un 3.9% que encajaban con el perfil del psicópata tal como lo mide el test (Capítulo 8)

  Con ello, muchos encontraron confirmación de la perversidad del mundo empresarial. A nadie sorprende que la psicopatía aparezca en el 15% de la población penitenciaria, pero una proporción tan alta entre los privilegiados económicos que son los principales responsables de la prosperidad de todos resulta alarmante. Posteriormente –no se menciona en este libro- se detectó un promedio parecido entre nada menos que los agentes de policía.

  Los autores, sin embargo, afirman que, si bien es cierto que los psicópatas son relativamente abundantes en el mundo de los altos ejecutivos, eso no quiere decir que tales individuos lleven a cabo un buen desempeño de sus funciones profesionales. La realidad es que un psicópata es un parásito, no un factor eficiente del mundo empresarial. La paradoja se encuentra en que muchas veces son seleccionados porque se les identifica erróneamente como ejecutivos eficientes sin serlo. Y la conclusión resulta ser que, no siendo eficientes, parecen especialmente dotados para fingir serlo.

La pobreza emocional de los psicópatas –esto es, su incapacidad para sentir emociones humanas normales y su falta de consciencia- puede ser confundida con otras habilidades ejecutivas, específicamente la habilidad de tomar decisiones duras, de mantener las emociones bajo control y permanecer frio bajo el fuego (Capítulo 8)

Hoy sabemos que algunas organizaciones buscan activamente y reclutan individuos con al menos una dosis moderada de rasgos psicopáticos (Capítulo 8)

Los psicópatas –como los grandes líderes- toman graves riesgos (Capítulo 8)

Es muy fácil confundir los rasgos psicopáticos con rasgos específicos de liderazgo (Capítulo 9)

  ¿Y por qué los psicópatas no pueden ser profesionales eficientes? Pues porque, aparte de sus siniestras tendencias antisociales, cuentan con otras características psicológicas que suelen acompañarlas y que resultan muy poco productivas dentro de nuestro sistema económico. 

Los psicópatas típicamente no tienen carreras o metas en la vida a largo plazo (Capítulo 3)

Incluso los psicópatas que eligen una carrera criminal carecen de claras metas y objetivos (…) Esto es un resultado de su impulsividad, escaso control del comportamiento y baja tolerancia de la frustración (Capítulo 3)

Es difícil imaginar que un psicópata trabaje diligentemente de nueve a cinco en la esperanza de convertirse en jefe al cabo de cinco o seis años (Capítulo 5)

La característica más debilitante de incluso el psicópata de mejor comportamiento es la incapacidad para formar un equipo operativo. Esto sucede entre la gente de negocios narcisista y maquiavélica tanto como en los psicópatas (Capítulo 11)

La meta [del psicópata] es conseguir dinero y poder porque se sienten con derecho a ello –no a cambio de trabajo real (Capítulo 11)

  Es decir, son impulsivos, erráticos, impacientes, perezosos y no sirven para trabajar en grupo, de modo que rara vez pueden resultar dirigentes eficaces a pesar de que muchos de ellos son muy inteligentes. Y aun así, se abren paso en el mundo empresarial…

Las organizaciones [empresariales] se han hecho más afines a los psicópatas en los últimos años. Un crecimiento rápido de los negocios, un tamaño en aumento, frecuentes reorganizaciones, fusiones, adquisiciones y joint ventures han inadvertidamente incrementado el número de oportunidades de empleo atractivas para los individuos con personalidades psicopáticas (…) La naturaleza [de los psicópatas] de búsqueda de emociones los lleva a situaciones donde hay muchos estímulos: está sucediendo mucho y está sucediendo rápido. (…) Ellos pueden capitalizar la menor dependencia a políticas y normas firmes, y la creciente necesidad de una libre toma de decisiones que caracterizan las organizaciones en un estado caótico. Y, como buscadores de poder, se aprovechan de los individuos psicológicamente y emocionalmente debilitados debido al caos de formas que no siempre son obvias. En particular, la oportunidad de lograr un liderazgo o una posición de mando es extremadamente atractiva porque estas posiciones ofrecen a los psicópatas una oportunidad para ejercer control sobre la gente y sus recursos, tienden a no requerir implicación en los detalles y permiten obtener salarios por encima del promedio. Debido a que la habilidad de un líder para hacer que la gente haga cosas es con frecuencia más importante que sus capacidades técnicas para hacer tareas, los psicópatas que carecen de experiencia real de trabajo no están en desventaja (…) Lo más importante es que pueden pasar desapercibidos en el caos (Capítulo 7)

Dudamos de que los individuos psicópatas durarían mucho, o serían muy exitosos, en una burocracia tradicional altamente estructurada (…) Los psicópatas son violadores de normas generalizados (Capítulo 5)

  Así que las noticias malas son dos: que los psicópatas están entre nosotros para perjuicio de todos y que el sistema empresarial dominante está creando hábitats afines a este tipo de lamentable subespecie.

  Una solución es cambiar de sistema socio-económico. Si los psicópatas no pueden prosperar en los sistemas más organizados y racionales, entonces promover tal tipo de entornos productivos los dejaría fácilmente al descubierto (al igual que sucede cuando a un delincuente común se le saca del mundo del hampa, otro hábitat bueno para los psicópatas). Pero eso resulta un poco utópico a estas alturas.

  La otra solución, la que promueven los autores, es aprender a detectarlos.

Nuestra intención era construir un instrumento que midiera la psicopatía a través de los comportamientos, juicios y actitudes sutiles y con frecuencia encubiertos de los psicópatas dentro de las corporaciones que escapan a la percepción de los gestores (Capítulo 10)

   A primera vista, los tests que ellos utilizan parecen un poco ingenuos. Ningún psicópata va a delatarse respondiendo afirmativamente a preguntas como “¿tienes sentido grandioso de tu autoestima?”, “¿eres persona mentirosa?”, “¿eres persona estafadora o manipuladora?” Sobre todo porque una característica esencial del comportamiento psicopático es el engaño, la falsedad y la manipulación. 

Las fases que componen el estilo de vida parasitario de muchos psicópatas: evaluación de la utilidad potencial, debilidades y defensas del individuo [al que pueden manipular para su provecho]; el uso del control para congraciarse con el individuo y extraer sus recursos; y el abandono, la fase en la cual el individuo ya no es de utilidad para el psicópata (Capítulo 12)

  Por supuesto, si los tests se hacen de forma anónima entre muchos individuos –que es como obran los autores- entonces es cuando sí hay posibilidades de detectarlos estadísticamente… pero, lógicamente, al ser el estudio anónimo éste no permite identificar al psicópata en cuestión.

  Más podría ayudar en la identificación el determinar algunas características más difíciles de ocultar, que incluso pueden parecer triviales, como tendencia a la promiscuidad sexual, problemas de conducta durante la infancia, falta de objetivos realistas a largo plazo, impulsividad o el abuso de drogas o alcohol. Con todo, todas estos marcadores identificativos son “circunstanciales” –aisladamente pueden darse en cualquier persona no psicópata. Y recuérdese que hoy en día es habitual que las personas célebres presuman de haber sido “niños rebeldes”, o de haber tenido muchas aventuras sexuales en su juventud o incluso haber abusado de drogas o alcohol.

  Hay muchos otros detalles…

Por ejemplo, [los psicópatas] pueden ser conversadores animados, usar muchos movimientos de las manos (quizá como una distracción de lo que están diciendo), expresar lo que parecen sonrisas genuinas y usar lenguaje agresivo para ganar dominio sobre otros (Capítulo 11)

Los psicópatas tienden a sobrerreaccionar en respuesta a insultos personales percibidos o cuando se les da un respeto insuficiente (Capítulo 11) 

Se ha usado un programa informático para medir las variables acústicas en el habla de los psicópatas (…) Los psicópatas ponían el mismo énfasis (amplitud de voz) en las palabras emocionales y neutrales, mientras que otros delincuentes [estos estudios se han hecho SOLO con psicópatas delincuentes] ponían más énfasis en las palabras emocionales que en las neutrales (…) Comparados con otros delincuentes, los psicópatas hacían muchas afirmaciones contradictorias e ilógicas. Con frecuencia desvariaban, saltando de un tema a otro y dando respuestas contradictorias y descabaladas a preguntas simples, particularmente a las que se refieren a sucesos emocionales (…) Comparados con otros delincuentes, los psicópatas usaban más interrupciones (como “umm”, “er”), comodines (“sabes”, “quiero decir”) y pronombres personales, haciendo menos referencias a otras personas (nombres personales, familia) y eran menos emocionalmente expresivos (palabras referentes a ira o ansiedad). Los mejores predictores del test eran una baja frecuencia de palabras relativas a la ansiedad y un uso más frecuente de los pronombres personales (Capítulo 12)

  Este último párrafo referido al uso del lenguaje, sin embargo, está limitado al estudio de psicópatas entre la población penitenciaria.

  Otros posibles marcadores que en este libro ni se mencionan son más discutibles. Algunos han creído observar que una característica psicopática propia es una falta de autoconciencia paralela a la falta de empatía, de modo que un psicópata no desarrollaría actividades referidas a la expresión de emociones y sentimientos introspectivos, como llevar un diario, hacer confidencias o incluso leer novelas (Hitler ni llevaba un diario ni leía novelas ni tenía amigos íntimos, ¿era un psicópata?).

    En conjunto, los psicópatas no solo son una minoría, sino que, puesto que buena parte de su comportamiento puede no tener un origen genético sino ambiental, es de suponer que en una sociedad mejor serán aún más escasos del 1% (casi todos varones, por cierto, pues sus rasgos son bastante coincidentes con la masculinidad extrema). Incluso entonces, los pocos que tengan tales rasgos de conducta innatos podrían ser fácilmente detectados y monitorizados: en una sociedad menos acorde con su estilo de actuación agresivo y egoísta llamarían mucho –y muy desagradablemente- la atención. Hoy, en cambio, muchos rasgos psicopáticos –la audacia, la ambición, el amor propio- son incluso admirados.

  El éxito social de los psicópatas puede ser un referente del éxito o el fracaso de la prosocialidad. En un deseable futuro la psicopatía sería solo un trastorno residual de poca importancia.

Lectura de “Snakes in Suits” en HarperCollins 2019; traducción de idea21

4 comentarios:

  1. Hola, este libro esta en ingles, es una pregunta ,pero no me funciona la tecla del signo de interrogacion...

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    1. Hola,
      Tambien hay un resimen en español del libro Snakes in Suits, en este enlace: acortar.link/N3FTfj

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  2. Hola
    Sí, claro, este libro -Snake in Suits- lo he leído en inglés (lo pongo al pie de la reseña) y, que yo sepa, no está traducido, pero Robert Hare ha escrito otro libro sobre este mismo tema que sí está traducido
    https://www.casadellibro.com/libro-sin-conciencia-el-inquietante-mundo-de-los-psicopatas-que-nos-ro-dean/9788449313615/904759

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  3. Hola,
    También existe un resumen del libro sin conciencia de Robert Hare en este enlace:
    https://www.youtube.com/watch?v=af7VJ2NJA3c&t=193s

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